Comencemos por aclarar lo que es un retinol, se trata de un derivado de la vitamina A, comúnmente utilizado para el cuidado de la piel. Este ayuda a disminuir las líneas de expresión, arrugas al mismo tiempo que le da una textura mucho mas suave y lisa a tu piel pues promueve la renovación de la piel en sí.
Debido a lo anterior ya existen miles de productos de belleza y skincare que utilizan este ingrediente para ayudar a lograr la efectividad que prometen, cuando antes tenía que ser recomendado específicamente por un dermatólogo.
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Sin embargo, el retinol puede llegar a causar irritaciones y complicaciones en tu piel si no se usa de forma adecuada, (sobretodo las primeras veces). Por eso, la mejor manera de garantizar el éxito al introducir un retinoide en tu rutina es comenzar lentamente. Puedes alternar un par de días, pero si notas que las molestias continúan será mejor hablar con tu dermatólogo.
Hay productos con retinol que no están claramente etiquetados por lo que es difícil estimar el porcentaje de este ingrediente. Intenta empezar con un porcentaje muy bajo (0.025%). Debes saber que no todos los retinoides son iguales, si bien todos son derivados de la vitamina A, el retinol-A, por ejemplo es mucho más fuerte.
Las versiones suaves “de farmacia” son una buena idea para comenzar. Eso si, evita usarlo cuando tengas exposición directa al sol, y nunca pero nunca dejes de usar tu protector solar y crema humectante. Los ácidos y exfoliantes también están prohibidos en un principio. Una vez que te hayas familiriazado con el retinol, puedes comenzar a exfoliar nuevamente.
Como en muchas cosas, la constancia es la clave del éxito así que no pretendas notar cambios de la noche a la mañana. Pueden tomar hasta seis meses y son aún más notables aproximadamente un año después de haber comenzado el tratamiento, en el caso de los signos del envejecimiento y arrugas.
Consulta a tu dermatólogo para un tratamiento más seguro.