Para continuar con la labor de salvar al planeta y reducir el impacto ambiental, una de las mejores ideas es reciclar todo lo que podamos con el fin de generar la menor cantidad de basura posible. Tienes que saber que los deshechos orgánicos también pueden reutilizarse para nutrir la tierra de tus plantas o huertos caseros.
Las compostas son el medio ideal para aprovechar los recursos al máximo y evitar que estos lleguen a los tiraderos a cielo abierto y contaminen agua, cielo y atmósfera. Se trata de un tipo de abono orgánico derivado de la degradación microbiana controlada.
Preparar la composta casera es muy fácil, pues es un proceso natural, lo único que tienes que hacer es separar tu basura orgánica en dos segmentos principales:
– Marrones: Plantas secas, ramas, cartón, papel (no impreso), azerrín o madera no tratada, filtros de café.
– Verdes: Plantas frescas, cáscaras, residuos de café/té, frutas y vegetales.
Evita agregar restos de carne y huesos para evitar plagas. *
De acuerdo a tu espacio podrás utilizar una compostera o caja de madera, de lo contrario puedes hacerlo directamente en un hoyo del jardín (lugar seco con sombra). A continuación el paso a paso para tu composta casera:
1- Coloca previamente una base de ramas secas y trozos de madera al fondo para permitir la circulación de aire.
2. Alterna capas de materiales marrones con verdes, colocando una capa de tierra entre ellas. Mantén húmeda la mezcla y revuélvela cada dos semanas.
3. Cubre la composta para mantenerla húmeda y caliente.
4. Evita que la mezcla se seque pero cuida que no se humedezca en exceso. Agrega un poco de agua ocasionalmente solo para mantener la humedad o más materia seca si es necesario.
TIP: Para evitar moscas y mosquitos de fruta entierra un poco los restos de cocina.
Tu composta debe estar lista entre los 3 y 6 meses. No debe quedar rastro de ninguno de los deshechos más que ramas. Se convertirá en un material color marrón oscuro, húmedo y sin olor que puedes usar como abono para embellecer tu jardín o plantas de interior, sólo añádelo a la tierra.
Su ventaja es que no se mineraliza rápidamente y así provee de nutrientes a las plantas de manera paulatina, además de proporcionarle porosidad al suelo y la capacidad de retener agua. Si no la utilizas inmediatamente, puedes guardarla en bolsas cerradas herméticamente.
Debe estar conectado para enviar un comentario.