¿Sabes cómo llevar un breakup ‘zen’?

Las rupturas, separaciones y divorcios nunca son fáciles, sin importar quién inicie la división. Por naturaleza, la separación inyecta miedo y duda en muchas partes de nuestras vidas. Puede hacernos cuestionar nuestra identidad: ¿cómo podríamos haber estado tan equivocados acerca de algo tan importante? Y puede dejarnos sin fundamentos, y poner nuestros sistemas de soporte completamente de cabeza.

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Sin darnos cuenta, pasamos nuestras vidas jugando los roles que nos van correspondiendo en cada punto: estudiante, hijo, novio, empleado, esposo, mamá/papá, etcétera. Las crisis vienen cuando nos dejamos de identificar con el rol y parece que flotamos en un limbo donde no tenemos idea qué nos identifica, o a qué o quienes nos afiliamos. Y ese momento es clave.

Siempre hay algo dentro de ti que sabe que todo estará bien. Pero casi siempre está el intelecto brincando sobre él diciéndote las mil razones por las que estás perdido para siempre. Y al segundo es al que acostumbramos escuchar. Y entonces empiezan los famosos breakdowns, y hacemos todo tipo de locuras por tratar de encontrar la nueva cosa que nos salvará de vernos a nosotros mismos. Pero este punto es perfecto para evolucionar, atravesar el breakup y convertirte en un ser más ligero. Te diremos cómo.

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Al final del día, hay que entender que el tiempo está de nuestro lado (no importa la edad), y que hay fuerza en la pausa. No hay que reaccionar de inmediato a todo. Aprendamos que el dolor es una parte fundamental de la vida, tanto como el placer. Y la ira, el miedo y el dolor son grandes herramientas para llegar a sanar. Pero más importante: que no estás solo. En cualquier momento, personas en todo el mundo están entrando en una ruptura, en medio de una, recuperándose y avanzando.

Regresa al presente

Pon atención para identificar cuándo te estás obsesionando, te inunda la ira, la tristeza o entrando a un ciclo de miedos. Cierra los ojos y respira profundo, para regresar tu conciencia al momento presente. Concéntrate en los elementos de su entorno y toca las yemas de tus dedos, siente tus pies en el suelo y el aire dentro de sus fosas nasales. Al exhalar, exhala la negatividad o toxicidad.

Repítete a ti mismo “Creo en mi fuerza interior y en mi capacidad natural para sanar. Voy a superar este momento difícil. En este momento, estoy a salvo. Estoy bien, aquí y ahora”.

La compasión

Una parte importante para sanar es aprender a mirar las cosas desde diferentes perspectivas. Al comprender lo que motiva a otros a decir o hacer cosas dañinas, es menos probable que internalicemos el enojo. Podemos ser menos reactivos cuando comprendemos que gran parte del estrés en una ruptura proviene del miedo.

En lugar de tratar de eliminar a la otra persona, hónrala. Reconoce que compartieron un tiempo mágico juntos, pero que la relación ya cumplió su propósito. Si se quedaran juntos, no alcanzarían su potencial y felicidad. Es un acto de amor liberarse mutuamente.

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Cuida de ti

Con la ruptura, tu rutina diaria cambiará, lo cual te ofrece un gran regalo. Ahora es libre de establecer su propio ritmo y condiciones, mismas que podrás incluir un cuidado personal con más propósito, o sea, que te lleve a ser tu mejor versión. ¡Puedes ser cualquier cosa! Sólo tienes que descubrir quién eres en esencia y dejarte llevar para allá.

Comienza a verte desde una nueva luz y apréciate en lo mejor y lo peor. La meditación es una herramienta que es sumamente beneficiosa para eso. Ningún ejercicio o hobby puede reemplazar el tiempo y el proceso de sentarnos con nosotros mismos en nuestra oscuridad y luz.

Mantente cool

En un divorcio o cualquier otra ruptura, necesitarás claridad. La buena noticia es que los humanos hemos sobrevivido en el mundo como animales desnudos, sin garras ni colmillos simplemente porque somos solucionadores de problemas, es nuestra naturaleza. Nuestras mentes son más eficientes cuando trabajan para encontrar soluciones. Se trata de resolver problemas y seguir adelante.

Cuando llegue un momento difícil (una llamada, un mensaje, un mail), piensa: ¿Ahora es un buen momento? ¿Tengo la fortaleza emocional para manejar su reacción? ¿Estás aterrizado para mantenerte enfocado? Si no, déjalo ir a correo de voz. Es muy probable que no sea necesario decidir nada en este momento.