La mitología romana tiene a la serpiente como un guardián, el último método de protección en contra de enemigos reales y abstractos. Se trata de un cuidador en esta y la otra vida, donde su movimiento hipnotiza y desarma a cualquiera.
Adelantándonos unos milenios, Bvlgari, la empresa romana por excelencia, tiene a Serpenti como el ícono de su marca. Una serpiente fría, brillante y simplemente seductora que resguarda a quienes la usan, ya sea en la muñeca, el cuello o cualquier otro lugar donde un producto Bvlgari se robe la atención.
Un ícono de la moda, la cultura y el arte italiano, Serpenti se remonta a los años cuarenta del siglo pasado, cuando se creó la serpiente con relojes de brazalete esenciales y elegantes envueltos en las bobinas de vanguardia de Tubogas, sensuales cables de oro ingeniosamente entrelazados sin soldar.
La esfera representaba la cabeza del reptil, con una forma geométrica perfecta. En los duros años de la posguerra, esta creación capturó la necesidad de combinar la sobriedad estética con la funcionalidad, al tiempo que introducía técnicas de construcción de joyas con visión de futuro.
Durante los años 50 la malla tubular hizo que el cuerpo del reptil fuera audazmente tridimensional y presagiara la nueva e irresistible mutación: en los años 60 las escamas llegaron a cubrir la librea, incitando a cambiar constantemente de tamaño, color, material, jugando con combinaciones cromáticas llamativas o introduciendo materiales no convencionales en el mundo de la joyería. Las escamas no están soldadas rígidamente, sino que están conectadas de manera inventiva en un interior flexible, núcleo, para enrollarse alrededor del usuario como una segunda piel.
A partir de ahí la magia de Serpenti se expandió a muchos otros accesorios: collares, anillos y cinturones la posicionarían como el ícono que hoy conocemos. Claro, eso también gracias a las celebridades que encontraron en Serpenti el máximo símbolo de elegancia, sensualidad e intriga.
El encanto de Serpenti se ganó a Elizabeth Taylor, quien se enamoró de su reloj de pulsera en Roma mientras trabajaba en Cleopatra. El fascinante reptil de BVLGARI también se convirtió en la “mascota” favorita de Diana Vreeland, el árbitro de la moda de Nueva York a quien excéntricamente le encantaba llevar su cinturón Serpenti alrededor del cuello e instruyó a su equipo editorial de Vogue para que lo respaldara todo el tiempo.
El siglo XXI vio el paso de Serpenti a bolsos, aretes y a los relojes más impresionantes de la historia. Hoy Serpenti Misteriosi Romani, con un zafiro de Sri Lanka de 10 quilates que hace alusión a la cabeza de la serpiente mientras que el cuerpo y las escamas cobran vida en más de 60 quilates de diamantes y 35 quilates de zafiros es considerada la obra más costosa en la historia de la casa con más de 130 años de vida al alcanzar un precio aproximado de dos millones de euros.
Serpenti es sinónimo de Bvlgari y ambos nombres vivirán por mucho tiempo más. En una época donde el fast fashion y la hiperconectividad crean y tiran ídolos en cuestión de minutos, la marca romana está destinada a perdurar, innovar y continuar enamorándonos con cada nueva presentación.
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