Existen más de 100 distintos tipos de nochebuena, con una gran variedad de colores, cultivadas de esta misma especie. Se le conoce como Poinsetta, aunque los mexicas la llamaban en Nahuatl Cuetlaxóchitl cuyo significado es “flor que se marchita”. Es una ancestral planta, endémica de nuestro país, que desde hace siglos simboliza las fiestas navideñas.
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Sin embargo, su nombre proviene de una peculiar historia. En 1982, el diplomático de Estados Unidos en México (y aficionado a la botánica), Joel Roberts Poinsett, viajó por el país y llegó a Taxco. Joel quedó asombrado con la belleza de la nochebuena y su abundancia en aquel lugar, por lo que decidió enviar algunas a su país.
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Fue hasta 1929 cuando la flor se convirtió en una especie comercial durante una exposición de Filadelfia. Lo interesante es que Poinsett no fue quien registró la planta con su nombre en aquel país, más bien solamente la introdujo y fue el que cambió su uso. Tal fue su popularidad, que hay un día dedicado, “el día de la Poinsenttia”, en honor a su fallecimiento y el es 12 de diciembre, fecha que coincide con el día de la Virgen de Guadalupe.
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Para nuestra cultura, la nochebuena es una especie muy importante que hasta hace un par de años muchos mexicanos desconocían su origen. Su época de mayor auge en el cultivo es cercano a las fiestas. Comienza en agosto para vestir con su bello color rojo la Navidad. Los estados principales de donde provienen son Morelos, Michoacán, Puebla, Estado de México, Jalisco, Veracruz, Querétaro, Guanajuato, Chiapas, Guerrero y Baja California. Y llegan en macetas para adornar miles de hogares en todo el país y recordarnos que ya son vísperas de celebración.
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En la CDMX se hacen festivales de nochebuenas en el Parque Lincoln, mientras que avenidas y monumentos emblemáticos, como Paseo de la Reforma, el Ángel de la Independencia y la Alameda Central las lucen en todo su esplendor.
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