Imagínate entrenar durante meses para hacer tu carrera de 21 kilómetros para ese día ser derrotado por Ludivine, una perrita Bloodhound de dos años y medio. Y eso sí pasó en el Elkmont Trackless Train en Canadá, cuando un perro decidió unirse a la diversión cuando la dejaron salir al baño. Se arrastró bajo la cerca del jardín, corrió hacia la línea de salida.
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Ludivine (que terminó en séptimo en la carrera), corrió como el perrito más feliz de todos. Incluso se paró en el kilómetro 3 a oler un conejo muerto. También se salió de la ruta en varias ocasiones, incluido el momento en que jugó con una manada de vacas. ¿Qué tan tierno es esto?
A pesar de sus desviaciones, Ludivine, cruzó la línea en poco más de una hora y media, un tiempo bastante competitivo para esta distancia. Los corredores que iban liderando la carrera se entretuvieron con ella un rato y se preguntaban cuándo los abandonaría. Eso no pasó.
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Jim Clemens, quien terminó el medio maratón en cuarto lugar, dijo: “Cada vez que pensaba que se había ido para volver a casa, la oía volver a mi lado y rebasarme hasta alcanzar a los dos líderes. De pronto corría para jugar en los arroyos y el pasto para oler un poco y regresar.”
Como era de esperarse, la perrita recibió su medalla al cruzar la meta y su dueña no sabía si estar orgullosa o apenada. Cuenta que todo lo que hizo fue abrir la puerta y Ludivine salió volada. “Mi primera reacción fue preocuparme de que se metiera en el camino de los corredores.” Pero más que todo, estaba sorprendida: “Es relajada y amigable, no puedo creer que haya corrido tanto, porque en realidad es muy floja”.
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