¿Has visto rostros en objetos cotidianos? Quizá en enchufes, casas con sus ventanas o hasta en pimientos partidos. Este curioso juego de nuestra mente tiene una explicación y se llama «Pareidolia».
La «Pareidolia» es un fenómeno psicológico que te hace reconocer patrones con información aleatoria que llega a nuestro cerebro a través de los ojos. Es completamente normal, sucede porque estamos programados para reconocer rostros pues nos cruzamos diariamente con miles.
Tiene más un sentido evolutivo, cuenta la Universidad de York en Inglaterra, el reconocimiento de rostros inicia desde el momento en el que nacemos pues vemos patrones repetidos (ojos, nariz y boca) y nuestra mente se acostumbra a descifrarlos.
Pero no es una capacidad exclusiva de seres humanos, por supuesto, un buen número de especies animales también tienen este reconocimiento facial. Las máquinas cuentan ya con esta habilidad desde hace varios años pero no logra ser tan precisa como nuestro cerebro; entre más rostros ve, más confundida está y menos funciona.
«Pareidolia» es un término de origen psiquiátrico que se ha popularizado por ser una práctica muy común sin darnos cuenta. Los objetos que son percibidos como rostro gracias a su luz, sombra y elementos, evocan una activación temprana del área fusiforme; otros objetos comunes no tienen tal activación.
Para nuestros ancestros la pareidolia podría significar la vida o la muerte pues es fundamental para acelerar el juicio y tomar decisiones rápidas cuando se necesita una reacción ante amenazas u oportunidades. También es el origen de la astrología al nombrar constelaciones por su parecido con objetos, animales o personas.
No solamente vemos rostros, también la «Pareidolia» nos permite interpretar emociones como la alegría de un bolso abierto y la sorpresa de la bañera. El cerebro es capaz de leer cómo se siente una persona solo mirando su rostro.
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