Cada rincón del mundo tiene obras arquitectónicas de las cuales maravillarnos. La mente humana se caracteriza por su ingenio y creatividad, por lo que no importa en qué rincón del planeta te encuentres, las estructuras de ahí se acoplarán al paisaje como en ningún otro lugar.
Afortunadamente, mientras más personas hay y más historia tiene un lugar, son más los sitios que admirar y una ciudad como la CDMX realmente brilla por su diversidad arquitectónica. Calles y calles repletas de casas y edificios distintivos, ecos del pasado que viven modernizados en el interior, pero mantienen su esencia en el exterior. Hay miles de lugares que recorrer, por ejemplo, si quieres conocer las obras de Luis Barragán, tienes que moverte entre la colonia San Rafael, Patriotismo e ir incluso más allá de Satélite, una verdadera odisea en un lugar así.
Por eso aquí te comentamos sobre algunos paraísos arquitectónicos, zonas donde basta con caminar unos minutos o simplemente alzar la mirada de un lado a otro para encontrar distintas obras que demuestran el genio de los arquitectos que han trabajado en la ciudad y le han dado un estilo único, indescriptible, ecléctico, atemoporal y muy chilango.
Ciudad Universitaria
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la máxima casa de estudios de México es también una verdadera obra de arte digna de admirarse en todas las estaciones. Resplandeciendo con la Biblioteca Central a cargo de Gustavo María Saavedra y Juan Martínez de Velasco, pero donde el nombre que más resuena es el de Juan O´Gorman por el increíble mural que cubre todo el edificio, hasta rectoría, las distintas facultades, los murales y más. Ciudad Universitaria es uno de los mayores orgullos de la ciudad.
Centro Histórico
El Centro Histórico no te deja descansar ni un segundo. Pasea por la Alameda y siente el golpe de belleza del Palacio de Bellas Artes, con sus distintos estilos dentro y fuera del edificio, cruza la calle y conoce el Palacio Postal, uno de los más hermosos del país gracias al diseño de Adamo Boari, camina por 5 de mayo o Madero y llega al centro de la ciudad donde desde el zócale podrás decidir entre visitar la catedral, Palacio Nacional o el Museo del Templo Mayor. Y eso es sólo el inicio de todo lo que el centro esconde.
Zona de rascacielos CDMX
Pequeña, en distancia, sin duda una de las zonas más impactantes de la ciudad. Terminando el bosque de Chapultepec sobre reforma puedes conocer los rascacielos más altos de la ciudad (aunque no por mucho tiempo, pues otros se están alzando en distintos lugares) y conocer la Torre Reforma, la más avanzada del país, La Torre Mayor, que fue la más alta del país por mucho tiempo, la Torre BBVA que siempre te hará sonreír por su curiosa arquitectura y sus juegos de luces y mucho más.
Zona de museos Polanco
Aquí no hay mucho a dónde ir, pero sí mucho por conocer. El Museo Soumaya diseñado por Fernando Romero contó con la asesoría de Ove Arup y Frank Gehry y su figura es digna de admirar desde todos los ángulos, pero también es impresionante entrar y descubrir un coloso que no parece tan grande desde afuera. Después, el Museo Jumex, que corrió a cargo de David Chipperfield, contrastará con el otro museo, pues mientras el primero es completamente orgánico y no parece tener líneas rectas, Jumex impone por su rectitud. Este también es uno de los museos más hermosos por dentro, sólo basta buscarlo en Instagram para darte cuenta de todas las fotos que las personas toman de sus escaleras.
Zona Museos Reforma
Si los museos de Polanco datan de hace apenas 10 años, la zona de museos en Reforma representan la estética local del siglo XX. El Museo Nacional de Antropología ideado por Pedro Ramírez Vázquez continúa siendo la joya museística de la ciudad, el museo Tamayo alberga una de las mejores colecciones permanentes, pero vale la pena visitarlo por su hermosa silueta que se pierde en el bosque y el Museo de Arte Moderno (también obra de Ramírez Vázquez) es discreto por fuera pero espectacular por dentro, eso sin contar su increíble jardín del arte.