Cassius Clay posiblemente no es un nombre que sea muy familiar, pero cuando hablamos de este personaje como Muhammad Ali, toma más sentido histórico la influencia e impacto que tuvo el boxeador estadunidense tanto dentro como fuera del ring.
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Muhammed Ali se convirtió en una leyenda gracias a su imbatibilidad en el ring y su proactividad fuera del cuadrilátero. “Soy el más grande”, dijo alguna vez. Y sí, es muy sencillo decirlo, pero es mucho más complicado que millones de personas en el mundo sepan que estás en lo correcto. Te contamos los detalles de qué es lo que hizo para convertirse en el más grande de la historia.
Tres veces campeón peso pesado
Su estilo poco ortodoxo, sus pies veloces y sus rápidos reflejos hicieron que Ali se coronara campeón mundial de peso pesado tres veces sin precedentes y le ganó miles de aficionados en el camino. Ali se enfrentó a todos los rivales, incluso cuando los espectadores no le dieron una oportunidad.
Superó a la mayoría, registró solo cinco derrotas en el transcurso de su carrera profesional. La mayoría se burló de la idea de que Ali, de 22 años, derrotara al temible y contundente Sonny Liston, sin embargo eso fue lo que hizo en 1964, y luego un año más tarde, cuando mantuvo el paso invicto.
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Pero los logros atléticos de Ali no lo definieron, eran solo parte de un paquete y quizás fue lo que hizo fuera del ring lo que lo convirtió en el hombre que conocemos.
La negativa de Ali a ingresar en las fuerzas armadas de Estados Unidos
Debido a creencias personales y religiosas, se ganó la prohibición de poder subir al ring durante tres años, privándole de sus mejores años como boxeador profesional. Inicialmente menospreciado por su postura contra la guerra, Ali fue señalado como traidor, pero comenzó a ganar simpatía durante su exilio a medida que se intensificaban las críticas a la guerra de Vietnam.
Ali afirmó: “Yo no tengo ningún problema con Vietnam“, y cuando se suspendió su veto del boxeo en 1971, la mayoría de los Estados Unidos reaccionó a su favor. “Ali no cambió, el mundo sí“, se leyó en una columna sobre las decisiones del boxeador y la política en Estados Unidos.
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Su postura contra la guerra
Ali nació en 1942 en Louisville, Kentucky, durante una época de grave segregación racial. La lucha en Vietnam hizo que hombres jóvenes y negros perdieran la vida y Ali usó su posición como una figura prominente, ganada por su éxito en el ring, para denunciar la situación que se vivía.
“Habló con los gobiernos, se enfrentó a una guerra en Vietnam“, dijo un ex boxeador británico. Fue despojado de su campeonato debido a su negativa a ir a la guerra. Esa declaración es lo que lo hace destacar de cualquier otro deportista en la historia. Se convirtió en un ícono debido a eso, no solo fue su capacidad en el ring, también fue el impulso que tuvo para defender los derechos humanos y no ir a Vietnam.
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Es un hombre que se destaca de los demás y que lo ha convertido en un faro de luz, una inspiración y un ejemplo, por eso es, con mucho, una leyenda deportiva de nuestro tiempo. El mundo del deporte ha perdido un héroe y, por ahora, tendremos que aceptar vivir sin un personaje realmente único.
“Nunca volveremos a ver a alguien como él, nunca verás a otro Muhammad Ali. Es único en su clase. Nunca veremos el 50% de lo que fue otra vez en ningún boxeador“, declaró uno de sus rivales días después del funeral del boxeador.
Ali falleció como uno de los mejores peleadores de la historia del boxeo, tuvo un total de 61 peleas, 56 de ellas salió vencedor, de las cuales fueron 37 por nocaut. Solo perdió cinco peleas y se adjudicó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 en la división de peso ligero.
En 2016, a los 74 años, se anunció que el peleador había fallecido a causa de un shock séptico, después de pasar meses entre su casa y hospital en Scottsdale, Arizona. Tras su muerte se creó el Muhammad Ali Center, que ayuda a que la gente se involucre en programas que ayuden a mejorar la vida de jóvenes y adultos.
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