Cuando cosas grandes y buenas se presentan en nuestras vidas (relaciones, trabajo o incluso éxitos ganados con esfuerzo), por alguna razón no las disfrutamos al cien, o incluso podemos evitar que estas cosas crezcan a su máximo potencial porque secretamente, en algún nivel, nos sentimos indignos. Puede parecer completamente falso o incluso ofendernos que nos digan que saboteamos nuestras buenas oportunidades.
Culturalmente, estamos condicionados para constantemente estar a la altura de las expectativas poco realistas que otros o nosotros mismo tenemos. El efecto es que puede hacernos sentir que no merecemos los logros. Entre más hablo del tema con la gente, me doy cuenta que este sentimiento de no merecer es mucho más común de lo que nos gusta admitir. Muchas veces no lo hacemos consciente.
Se nos enseña a creer que tenemos que ganarnos todo, y si no obtenemos lo que realmente buscamos, o a los estándares ajenos, es porque no somos “suficiente”. Es un ciclo vicioso que nos lleva a castigarnos, querernos menos, a sentir ansiedad, al perfeccionismo, la apatía y la tristeza. Pero la verdad sobre este sentimiento de no merecer es que simplemente no es real.
No hay cualidades o características sobre ninguna persona que nos excluyan de las cosas que deseamos en la vida. El simple hecho de estar en este mundo con vida nos hace merecedores de lo mejor. A todos. Hay abundancia y bondad para absolutamente todos y más. Solo debemos eliminar esa forma limitada de pensar, que nos excusa de realmente participar en la vida.
Si deseas cambiar ese sentimiento y comenzar a recibir lo que mereces y mucho más, primero debes reconocer todo lo que sientes. Primero es identificar este problema de no merecer, que no es lo mismo que ceder ante él. Lo siguiente es abrir los brazos y recibir. Lo último y más importante, es agradecer. Por eso sabemos que el agradecimiento es tan poderoso, porque es el proceso a través del cual abrazamos lo bueno que hay en nuestras vidas y nos prepara para más.
Quiero compartir un famoso dicho de Guru Deva, Swami Brahmananda Saraswati (maestro de la tradición vedica) que, personalmente, me fascina y me ha ayudado a entender mejor mi merecimiento:
Te mereces lo mejor.
Nunca te sientas indigno o no justificado en tener lo mejor.
Te digo, esta es tu herencia,
pero tienes que aceptarlo,
tienes que esperarlo.
Tienes que reclamarlo.
Hacerlo no es pedir demasiado.
Debe estar conectado para enviar un comentario.