Mucha gente dice que meditar no es para ellos, que no pueden sentarse sin hacer nada y esperar que la iluminación llegue a ellos. Otros, dicen que no creen en filosofías ajenas que son los mismos discursos pero expresada de forma diferente.
Sin embargo, la meditación justamente aboga por ir más allá del estereotipo. No intenta vender un estilo de vida (el que muchos se adhieran a ciertas normas y que también mediten es otra historia), sino ayudar a las personas a algo que suena obvio: conocerse a sí mismos.
Un ejemplo perfecto de esto es Yuval Noah Harari, el historiador israelí que se ha posicionado como uno de los autores más leídos del siglo XXI gracias a sus libros acerca del pasado, el presente y el futuro de la humanidad. Es precisamente en su último libro, 21 lecciones para el siglo XXI (que trata acerca de cómo entender los tiempos que vivimos) en los que hace una reflexión acerca de la meditación introspectiva o meditación Vipassana.
El autor explica que a pesar de crecer en una sociedad realmente conservadora, no fue la religión la que lo salvó, sino aprender a meditar cuando tenía cerca de 25 años. Hasta ese momento había confiado en la lógica y el método científico para entender el mundo, pero incluso así sabía que había cosas que no entendía, entonces un día decidió probar con la meditación introspectiva y se dio cuenta que al intentar comprender todo acerca del mundo y su historia, nunca había pensado en comprenderse a él mismo.
Esta meditación tiene origen en India, hace más de 2500 años, pero eso no implica que sea forzosamente religiosa. Incluso hoy, que muchas de las técnicas de meditación hablan de energía y otras cuestiones que algunas personas consideran “subjetivas”, la meditación introspectiva se centra en el presente, en el aquí y ahora; busca hacer comprender al individuo de lo que ocurre y lo que siente.
Se trata de sentir tu respiración, tu cuerpo al respirar, cómo tus músculos reaccionan a esa acción y de mantener tu mente centrada en lo que está sucediendo en la realidad, no en buscar la iluminación a partir de un estado de conciencia elevado. De esa manera, puedes ser mucho más empático a lo que sucede a tu alrededor, a lo cotidiano e inmediato.
Lo mejor de esta meditación es que te permite buscar tus propias respuestas. Te da libertad de entender el proceso de tu cuerpo, tu entorno y tu existencia a tu ritmo, y poco a poco mejora tu habilidad mental para que prosigas de la manera que consideres pertinente, ya sea en la tranquilidad de tu hogar o en un retiro de días en el que el silencio te enseña a conocerte aún más a fondo.
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