La ciudad de Gutenberg: Mainz, y lo que tienes que hacer en tu visita

Un museo dedicado al inventor de la imprenta moderna. Paseos entre lo templos góticos y casas pintorescas en el Kirschgarten son parte de los atractivos que ofrece Mainz (Maguncia en español). No solo eso, la cervecería y gastronomía alemanas son parte de la ruta que puedes lograr en este poblado que te dará esa esencia de estar en el siglo XV, a final de la época medieval.

Mainz se ubica a menos de 50 minutos en coche desde Frankfurt, una de las ciudades ancla de Alemania, y que también ofrece muchas opciones turísticas. Este pintoresco poblado, toma mucho más protagonismo cuando tienes que hablar de Johanness Gutenberg. Visitar la ciudad donde nació el inventor de la imprenta moderna en occidente es uno de los “pretextos” para visitarla. Resguardada por el poderoso río Rin, debemos decirte que Mainz esconde secretos que vale la pena explorar.

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Como muchos de los poblados en Alemania, Mainz es una ciudad que puede caminarse sin ningún problema. Uno de los principales atractivos que tiene, son los tesoros bibliográficos que se centran, evidentemente, en el Museo Gutenberg. Un edificio que no desentona de la arquitectura de la zona, que conserva los detalles de las tendencias de inicios del siglo XX, cuando fue inaugurado (1900) para dar a conocer las invenciones y obras de arte. Es resguardado desde una pertinente distancia por la Mainzer Dom, lo que permite que no haya recelo entre estas imponentes y protagonistas edificaciones que dan mayor realce a un poblado como Mainz.

El Museo resguarda tesoros históricos para la evolución del hombre. Un poco más cuidado, existe un salón blindado, en el que se encuentran las dos primeras biblias impresas por Gutenberg, que vieron la luz a mediados del Siglo XV. El complejo por sí solo es impresionante, ya que fusiona la evolución de la imprenta en Occidente y se complementa con los grabados y xiolografías de Japón, Corea y China. Puedes complementar tu visita al museo explorando la imprenta tradicional que está frente a él. Lugar en el que viajarás en el tiempo para disfrutar de los tipos móviles de plomo y madera, el trabajo de los impresores y si tienes tiempo (y hay disponibilidad), puedes tomar un taller de imprenta.

Visita el mercado y come una “bratwurst” para seguir tu recorrido en la catedral de Mainz

Para la mitad del día está perfecto que pienses en conocer la oferta gastronómica que Mainz tiene para ti. Es cierto que no encontrarás restaurantes de fine dining o con estrellas Michelin, pero sí podrás ir al Markt: el tradicional mercado al aire libre que se ubica junto a la catedral. Si buscas un spot que sea muy instagrameable, entonces tienes que posar junta a una de las primera fuentes renacentistas que se construyeron, se llama Marktbrunnen, y fue hecha a mano por Hans Backoffen, escultor local. Considera que este mercado se instala martes, viernes y sábado; así que podrás prepararte para disfrutar de las bratwurst y te recomendamos que apliques una norma social mexicana: “busca el lugar más lleno, ese seguro es el de mejor sabor”, y a juzgar por las filas que se pueden ver, todos los puestos tienen su peculiaridad.

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¡Imponente! Esa es la palabra que mejor describiría a esta edificación del siglo XI que destaca por el color rosado que le da la piedra arenisca. A pesar de que es un material muy usado en la arquitectura de la ciudad, la catedral protagoniza desde los distintos ángulos en los que se puede ver. Más de 10 siglos han pasado desde su construcción, lo que la convierte en uno de los tres únicos complejos románicos que se conservan del Imperio Romano Germánico; además están la de Worms y Espira. El Mainzer Dom, no solo te invita a descubrirla con calma y pasividad, también te pondrá frente a un siniestro que es representado por las lápidas erosionadas en las que toma protagonismo en los relatos turísticos el trovador Frauenlob, quien falleció en 1318. Historia en cada rincón.

Los spots instagrameables que no te puedes perder

El empedrado de las calles se combina con las paredes y techos blancos con color ladrillo. Las fachadas areniscas complementan esta tonalidad que predomina en Mainz, que presenta un estilo rococó (tendencia que nace en Francia a principios del siglo XVIII). Disfruta de la Augustinerekirche (iglesia de San Agustín) que muestra con recelo el blanco y doraco de sus interiores con frescos de Johan Baptist Enderle, en donde relatan su vida como santo. El órgano barroco sigue en funcionamiento, así que con un poco de suerte podrás escuchar el pasional estruendo de este instrumento de viento que es un clásico en muchas de las iglesias de la zona del Ahm Rhein.

Cerca de ahí, puedes caminar para llegar a la famosa esquina del Kirschgarten o jardín de los cerezos, que pintarán la panorámica con los edificios blancos con entramados de madera pintado en rojo; el orgullo de Mainz. Toma tu tiempo porque los visitantes y locales no fallan para tomarse una selfie. Römerpassage es el siguiente spot en la lista y aunque puede resultar un poco irónica la sugerencia, tiene que estar en tu trayecto: el único centro comercial cercano y moderno de la ciudad pero que revive la herencia romana del poblado y que además del conglomerado de comercios, hay un museo con los restos de un templo romano que fue descubierto en el año 2000 y es dedicado a las divinidades, Isis y Mater Magna.

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Cierra el día con una cena a orillas del río Rin

Majestuoso y poderoso es como se presenta el río Rin o Rhein (alemán) que corre desde los Alpes Suizos y se extiende hasta Países Bajos y se encarga de embellecer Mainz. Una visita ineludible que debe ser acompañada con una copa de vino (te recomendamos pedir el ice wine de la región de Bingen). Todo es historia conjugada en Maguncia, porque tienes que visitar el puente giratorio de acero que fue instalado en 1887 para sentarte y disfrutar en Terraza Mole, el lugar que combina inigualables vistas al río y de los barcos que pasan por ahí, vinos locales y bocadillos típicos alemanes que funcionan perfecto para ver pasar las horas y disfrutar de la puesta de sol y los aventureros que siguen tratando de vivir la adrenalina del paddle boarding con los últimos rayos del sol en la región central de Alemania.

Evidentemente no puedes irte de Mainz sin probar más opciones de cerveza. El ajetreo que llega con la salida del sol, entra en calma total con la luna como testigo y entonces es momento de ir un par de siglos al pasado para disfrutar de Zur Andau, muy cerca de Schillerplatz, posición en la que la fuente de bronce en honor al célebre Carnaval de Mainz yace pletórica. Es EL lugar, donde encontrarás a los locales bebiendo cerveza y aunque no es el espacio más espectacular, tienen muy buen ambiente y sabores descomunales los platillos que involucran las salchichas.

Así, en menos de 24 horas puedes disfrutar de Mainz, Alemania, una población que cuenta con más de 200 mil habitantes y que su principal actividad económica yace en la industria vitivinícola. Casi una decena de museos, de los que destacan además del Museo Gutenberg, el Museo Central Romano-Germánico, mismo número de iglesias y catedrales en la región protagonizan el peso religioso de la zona. Mainz, tan pintoresco que te llevará a revivir la época medieval, como si fueras protagonista de una serie de siglos pasados en Netflix, pero que se ha encargado de conservar una esencia que lo postra como protagonista de la región del Rhein en la Alemania central y que es uno de esos destinos que tienes que visitar al menos una vez en tu vida. ¡Maravilloso!