La caja idiota dejó de serlo desde hace mucho tiempo. Mientras la década pasada (de hecho, un año antes de que esta comenzara, con el estreno de The Sopranos en 1999) nos demostró que las historias escritas para televisión podían ser tan cinematográficas como una película de Scorsese, quién por cierto, también se dejó seducir por el poder de la televisión, esta década se trató de llevar al límite las posibilidades narrativas de los programas.
Ya sea con Netflix y su formato de darnos toda una temporada de golpe, o con los juegos en el guión que usa alguien como Jonathan Nolan en Westworld, la televisión se volvió más inteligente y ágil, al mismo tiempo que se hizo mucho más accesible para los espectadores.
Elegir las mejores series es más difícil que nunca, es casi imposible rankearlas, pero lo que sí podemos es recomendarte algunas que sin lugar a duda serán recordadas no sólo los próximos años, sino las siguientes décadas.
Breaking Bad
Breaking Bad inició el mismo año en que la economía estadounidense se desplomó, por lo que la historia de un profesor brillante con cáncer y sin dinero que comienza a fabricar metanfetamina pura, pronto fue mucho más adecuada para un público que lo había perdido todo.
Esta serie es considerada una de las mejores, no de la década, sino de la historia y junto a The Wire y The Sopranos forjan la triada de shows perfectos de esta nueva época de oro de la televisión.
Game of Thrones
¿Algún día podremos perdonar a Game of Thrones por lo que nos hizo? El programa que redefinió géneros, que demostró que las superproducciones de Marvel podían tener competencia en la televisión –e incluso un mejor guión– y que cambió las reglas al cambiar de personajes principales sin piedad al final demostró que mientras más alto llegas, más dolorosa puede ser la caída.
Tal vez la serie perdió el estatus de “mejor serie de la historia”, pero no podemos negar que aún fue una de las mejores de la década.
Fleabag
Con 12 episodios de 25 minutos aproximadamente, divididos en dos temporadas, esta serie logró colarse como una de las mejores de la década. El genio de Phoebe Waller-Bridge se dio a conocer en esta serie británica en el que una mujer –Fleabag, suponemos, porque nunca sabemos su nombre– con tendencias un tanto autodestructivas recorre las calles de Londres intentando sobrevivir a una existencia demasiado pesada para ella.
Es difícil describir una serie como esta, pero con un humor ácido, un guión dinámico que deja perplejo a cualquier amante de los diálogos y una sutil, pero transgresor acto, ha hecho que la crítica especializada le haya dado su amor incondicional a una serie tan corta.
Mad Men
Para unos es una serie de publicistas en los años sesenta, para otros, una disección de los valores estadounidenses y el sueño americano, para algunos una lectura acerca del poder del patriarcado y para otros una serie de arte, una obra filosófica.
La realidad es que Mad Men es todo eso y nada de eso. Es la historia de Don Draper, un hombre con los valores de una época que se ve lejana, pero que ha cambiado poco. Su historia llena de mentiras es honesta y eso atrapa a la audiencia inmediatamente. Finalmente, la producción a cargo de Matthew Weiner simplemente es una hermosura, realmente se trata de los años sesenta reinterpretados a la perfección.
The Good Place
En una época en la que los desnudos en televisión son algo normal y las groserías lo son aún más, una serie clasificación B cuyo tema central es la filosofía es lo que nadie esperaría, sin embargo Mike Schur demostró que podía ser una de las mejores de la década.
Schur trabajó en The Office, creó Parks and Recreation y Brooklyn 99, todo es parece haber sido una preparación para esta serie que se hace las preguntas más grandes en la historia de la humanidad y logra cautivar semana tras semana. Es difícil hablar de una serie así sin arruinar momentos clave, pero sin duda vale la pena avanzar en la historia para encontrar las razones por las que es una producción tan buena.
Bojack Horseman
Así como The Good Place, esta serie no tiene el inicio más prometedor, de hecho al estrenarse muchos de los medios la calificaron como una serie mediocre, pero quienes lograron llegar a la segunda mitad de la primera temporada descubrieron una serie animada que como ninguna otra.
La historia transcurre en un mundo en el que animales antropormorfos, conviven con humanos y en la que un caballo que fue una estrella televisiva de los 90 ahora vive de sus glorias pasadas. Mezclado con el humor y la ironía, el programa ha tocado mejor que nadie temas como la salud mental, el suicidio, la depresión y mucho más.
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