Según estudios, las mujeres necesitan mayores niveles de nutrientes en su dieta para apoyar su bienestar emocional. Esto resulta en un mayor impacto al tomar esta decisión, a diferencia de lo que sucede con los hombres que lo ven como un hábito más y no una necesidad.
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Investigadores de la Universidad de Binghamton en Nueva York descubrieron que las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de experimentar un bienestar mental positivo hasta que logran una dieta equilibrada. Mientras tanto, es más probable que los hombres experimenten una buena salud mental en cualquier etapa de un proceso como ese.
La investigadora principal, Lina Begdache, profesora asistente de salud clínica y bienestar en dicha universidad, los hallazgos coinciden con investigaciones que muestran que las mujeres tienen un mayor riesgo de tener una mala salud psicológica que los hombres cuando deciden involucrarse con algún tipo de dieta. Esto es debido a la importancia de seguir un estilo de vida saludable y una dieta para la salud mental en general.
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“La conclusión más importante es que las mujeres pueden necesitar un espectro más amplio de nutrientes para apoyar el estado de ánimo, en comparación con los hombres”, explica Begdache. “Estos hallazgos pueden explicar la razón por la cual las mujeres tienen dos veces más probabilidades de ser diagnosticadas con ansiedad y depresión y sufren episodios más largos de estos estados de ánimo, en comparación con los hombres“.
Begdache reunió los datos a través de una encuesta que involucró a 563 participantes anónimos, el 48 por ciento de los hombres y el 52 por ciento de las mujeres y se llevó a cabo en las redes sociales. Aunque el estudio encontró que las elecciones dietéticas afectaron el bienestar emocional de los hombres menos que las mujeres, identificó los vínculos entre la angustia mental en los hombres y el consumo de una dieta occidental, es decir, rica en carnes procesadas, mantequilla y alimentos fritos.
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Los investigadores encontraron vínculos entre el bienestar positivo en las mujeres y el consumo de una dieta mediterránea, que imita los hábitos alimentarios de Grecia y el sur de Italia y es rica en alimentos a base de plantas como verduras, granos integrales, legumbres y nueces.
El estudio también explica que las disparidades entre las necesidades dietéticas masculinas y femeninas en términos de bienestar mental podrían deberse a la forma en que comían nuestros antepasados. “Los hombres y las mujeres tenían diferentes responsabilidades físicas y emocionales que pueden haber necesitado diferentes requisitos de energía y preferencia de alimentos”, dijo.
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Por lo tanto, la ingesta diferencial de alimentos y energía basada en el género puede explicar los volúmenes cerebrales que marcan diferencia y la conectividad entre mujeres y hombres. “Está ocurriendo un desajuste potencial entre nuestra dieta contemporánea y el cerebro humano evolucionado que está perturbando la funcionalidad normal de ciertos sistemas en el cerebro“.
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