Antes de comenzar a leer, me gustaría que te cuestiones lo siguiente: ¿Has cambiado con la pandemia? ¿Has aprendido algo en este año? Son un par de preguntas que yo me he hecho desde hace unas semanas. Las reflexione a los 6 – 7 meses desde el anuncio del primer caso confirmado por COVID-19 en México y ahora, un año después están muy latentes. ¿Lo has pensado tú?
Y es que más que hacer un recuento de lo que ha sucedido, busco invitarte a hacer una reflexión sobre cómo hemos evolucionado (si es que lo hemos hecho) y cómo has cambiado con el paso de los meses. Tal vez no ha habido cambio alguno en ti, y también está bien. Pero si estás del otro lado de la línea vale la pena que le des un tiempo a este tema porque hoy, al menos yo si creo que he cambiado y evolucionado en muchos rubros.
El mundo sigue siendo golpeado por la pandemia por COVID-19, el camino empieza a verse más claro y dejamos atrás la obscuridad en la vivimos gran parte del 2020. El mundo ha cambiado y nuestro país y sociedad tal vez lo haya hecho, pero como bien dice el dicho: “para cambiar el mundo hay que comenzar por cambiar nosotros mismos”. Y tiene mucho sentido porque la pandemia nos enseñó muchas cosas como sociedad y como individuos.
Hoy, a un año del primer caso confirmado en nuestro país hay cosas que han cambiado. Creo que nos volvimos más conscientes de nuestro entorno, pasamos de conformarnos con “está bien si hago 1:30 a mi trabajo”, a valorar el entorno del Home Office y los beneficios de poder tomarte con calma las mañanas o cerrar el día sin el estrés del tráfico. Es cierto, que de pronto el Home Office ha sido perjudicial en muchas industrias, pero no deja de tener ese punto de consciencia de saber que no está bien pasar más de 1:30 en el coche para llegar a casa o el trabajo, ya tendremos tiempo para controlar las extenuantes rutinas laborales.
Otra de las cosas que más ha cambiado en mi y que veo en mucha gente cercana a mi, es que pasamos de dar por hecho muchas cosas, a valorar esos pequeños momentos o detalles que suceden en nuestro día a día. La luz que entra por la sala de mi casa, el sabor del café matutino, la hora de la comida o simplemente sentarte a ver y escuchar el viento. Además de eso, las relaciones personales las hemos valorado aun más. Hoy, salir a caminar con algún amigo, la familia o tu pareja (si es que no viven juntos) lo valoras todavía más porque la pandemia nos ha enseñado que no podemos dar por sentado NADA.
Una de las cosas que más he disfrutado durante la pandemia, sí también se puede disfrutar a pesar de la situación, es el tiempo de calidad que me he dado a mi. Viajes, oficina, comidas, cenas, reuniones, etc. era casi imposible tener tiempo para mi, tal vez mi tiempo de ejercicio era lo máximo que tenía, pero vivíamos en una rutina intensa que nos dejaba drenados semana a semana o en el día a día, que por ejemplo, no me daba tiempo de sentarme 30 minutos a leer o simplemente a tomarme un café o una cerveza con calma. ¿Los has experimentado?
La casa y los espacios abiertos hoy son nuestros mejores aliados, creo que empezamos a valorar más la decoración de nuestros espacios, los olores y colores en dichos lugares, que al final se convirtieron por muchas semanas (y siguen siendo) en nuestra oficina, casa, espacio de recreación. Los espacios abiertos (y me da mucho gusto aunque a veces me queje que están saturados) hoy son los centros de reunión de centenas de personas; bosques, parques, terrazas, etc. se convirtieron en parte de una rutina para salir de casa de forma segura y, creo que poco a poco hemos valorado un poco más dichos espacios que nos da el planeta y lo tenemos a minutos de nuestra casa. Hoy incluso, una escapada a la playa la disfrutas mucho más y cada día ahí lo vives al máximo.
La tecnología también ha jugado un papel crucial en este año de pandemia, porque aunque siguen siendo plataformas para compartir lo que vivimos o pensamos (como las redes sociales) también nos unieron y acercaron a los que no podíamos ver. Hoy nos quejamos de las reuniones por zoom, pero hace 6-7 meses era la única forma en la que podías ver la cara de alguien o escuchar a un familiar que tenía meses que no veías. Sí, es cansado porque también se convirtió en una herramienta de trabajo y hay un uso excesivo de la misma, pero como bien dijo en una entrevista conmigo Tatiana Serur, “me gusta más verle el lado positivo a las cosas”.
Y no es un positivismo tóxico, simplemente es poner en la balanza que así como puede ser perjudicial, en un momento fue benéfico y tan es así, que hoy muchos no tenemos que ir a una oficina cerrada a trabajar gracias a la tecnología, podemos descubrir nuevos espacios por la misma razón y, por la misma razón hoy la ciencia y la tecnología nos tienen contemplando la creación de la vacuna más rápida en la historia de la humanidad para combatir el COVID-19.
Una de las más importantes es que he visto cómo la gente ha cambiado en los hábitos de su vida. Cada vez más personas se preocupan por su estado de salud, alimentación, peso, enfermedades y mucho más. Me da tanta felicidad que más gente salga a correr (amo ese deporte) o que haya un desabasto en bicicletas y elementos para ejercitarse en casa, el crecimiento del interés de la gente por su alimentación que hoy, por hoy es tu mejor y mayor aliado para combatir una enfermedad como la que vivimos, es decir, volvemos a los orígenes de los que nunca nos debimos desapegar. Y no menos importante, ponerle atención a la salud mental, que hoy con el aislamiento social, nos ha afectado en muchos sentido.
Por último, pero no menos importante, así es como han cambiado algunos de los integrantes de The Happening, quienes, como yo, han vivido una larguísima montaña rusa de la cual ya nos queremos bajar, aunque aun falta un tiempo, estamos seguros que cuando suceda, lo haremos con muchos aprendizajes.
“A un año de la pandemia, me he tenido que adaptar a muchas cosas (como todos) y me han vuelto una persona más adaptativa. Pero mi más grande aprendizaje fue el de priorizar mi salud mental y tiempo personal. Tuve mucho tiempo para replantear y cuestionar cosas que antes no tomaba pausas para hacer”. – Ren Soto, Editora Adjunta
“He aprendido a tomar las cosas con calma. Con la imposibilidad de salir los fines de semana o planear viajes, tuve que aprender a vivir en el aquí y ahora. Las cosas han sido muy difíciles, pero tomando las riendas de lo que sí puedo controlar, logré darme tiempo para hacer cosas que siempre aplazaba como hacer ejercicio o simplemente relajarme y leer”. – Daniel Morales, Coordinador editorial
“Me cambió todos mis planes de vida y me he convertido en esa mejor y peor versión propia, cada mes es un recordatorio de que la vida sigue y cómo no podemos frenar nuestros sueños por una pandemia. Por el contrario, cada día se trata de disfrutar del proceso y agarrar valentía para ser felices, amar, disfrutar y sobre todo vivir plenos”. – Ilse Vélez, Redactora
Así que después de estas líneas, te pregunto de nuevo: ¿Cómo has cambiado a un año de la pandemia? Si lo has hecho, felicidades significa una evolución y crecimiento; si no lo has hecho, es momento de empezar por ti y para ti.