Por mucho tiempo se ha creído que el mindfulness y la meditación son cosas de adultos, por que los entendemos como herramientas para quitarnos el estrés de la vida diaria. Y si lo pensamos, ¿qué estrés tienen los niños?
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Sin embargo, sí sufren estrés, a su manera. Y entre antes aprendan estas técnicas de relajación y de conexión con su interior, mucho más fácil será que manejen las situaciones difíciles conforme vayan creciendo.
Ahora, si tú apenas estás tomando la práctica, es perfecto porque podrán hacerlo juntos. No es necesario que seas un maestro o experto en meditación para que comiences a enseñar a tus hijos la magia de la meditación. Con estos tips será más fácil.
La respiración es la guía
La respiración es el principio y el final de cualquier meditación. Está ahí todo el tiempo, nos ayuda a concentrarnos en el momento en lugar de distraernos con nuestros pensamientos. Los niños pueden aprender esto: simplemente al notar su respiración, cómo su pecho sube y baja con la respiración (puedes decirles que toquen con su pecho o panza para notar la respiración). En ese momento, tu hijo está con su respiración y nada más.
Deja ir
Enseñar meditación a los niños es aprender que es un viaje personal para ellos y para ti. Podemos guiarlos sobre cómo sentarse, cerrar los ojos y así, pero no siempre responderán como queremos. Si no quieren cerrar los ojos, no los obligues. Dales algo para que vean (en el piso si están sentados o en el techo si están acostados). Pídeles que relajen su mirada tratando de ver por los lados de sus ojos (usar la visión periférica ayuda a relajar el cerebro).
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Usa tu imaginación
Usa tu imaginación para crear un lugar seguro y hermoso para describírselo a los niños. Eso se vuelve un ejercicio interesante para ti también. Házlo para que en su imaginación puedan unirse a ti y sentirse seguros, tranquilos y curiosos en ese lugar. Por lo general, la imaginación de los hijos no tiene fin, así que también puedes dejar que ellos te muestren cómo usar la tuya.
Prepárate y se paciente
Hay muchas formas o enfoques para la meditación, pero no debe haber una “meta” final. Establece una intención para ti y sus hijos, pero no te aferres a ella. Déjate llevar y deja que tu propia curiosidad disfrute y note lo que observas. Si tus hijos están inquietos, tal vez guíalos para que tengan más contacto con el suelo. A veces, tenemos que dejarlo ir y simplemente permitir que su energía encuentre su propio equilibrio.
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Practica mientras enseñas
La enseñanza de la meditación es ida y vuelta. No solo enseñamos, también aprendemos. Cuando le estás enseñando meditación a tus hijos y les pides que noten su respiración, que noten su cuerpo y que relajen su cuerpo, únete y hazlo tú también. Esto hace que la enseñanza de la meditación sea una experiencia muy valiosa para todos.
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