Arctic Monkeys publicó su primer disco en 2006, cuando Alex Turner y compañía apenas estaban cumpliendo 20 años. 15 años después, la banda es tan grande que puede desaparecer por años, pero siempre que regresa se encarga de estar en boca de todos los que tengan algo que opinar acerca del estado de la música actual.
Arctic Monkeys es una banda importante por vivir un cambio donde Internet se convertía en la mejor manera de darte a conocer. Pasados los primitivos días de Napster, encontrar música nueva en Internet era algo común en 2006, pero aún no había tantas reglas, plataformas, ni filtros para encontrar a las futuras estrellas, por eso aún eran inusuales las bandas que se hicieron populares en internet y después saltaron a la fama.
Arctic Monkeys debe su fama a Myspace, irónicamente, ellos no tenían idea de que su música estaba circulando por todo el mundo gracias a esa red social. Ellos dedicaron su esfuerzo en grabar un demo que se estaba distribuyendo con algo de éxito en el norte de Inglaterra, pero al mismo tiempo, sus fans crearon una cuenta en Myspace y fue gracias a ellos que se volvieron famosos de la noche a la mañana.
15 años siempre han parecido mucho tiempo, pero actualmente esto significa que hemos pasado por la revolución de internet, las redes sociales, plataformas de streaming, festivales de música donde ya no sólo se trata de la música sino que es un evento social mucho más grande e incluso debido a la llegada del Covid-19, la creciente popularidad de los conciertos virtuales y la incertidumbre por el futuro de la música.
Musicalmente hablando, el primer disco de Arctic Monkeys, Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not, se mantiene como una gran joya del rock desenfrenado que un grupo amateur, pero con enorme talento supo comercializar. Sin embargo, parece que estamos más lejos de 2006 de lo que Alex Turner y sus radicales cambios nos dan a entender.
Así como su música ha pasado de baterías rápidas y letras sobre novias intensas a pianos donde se habla de ciencia ficción y abusos en contra de nuestra privacidad, el 2006, con Myspace como plataforma principal, sin smartphones, con iPods cuyo límite de canciones aún nos hacía pensar en qué es lo que queríamos guardar en su memoria y mucho más, nos hace pensar que esta época fue hace una eternidad.
Arctic Monkeys tiene 15 años en nuestras vidas y su música aún se siente fresca como en ese lejano 2006.