¿Por qué hay tantos villanos queer en Disney?

Tal vez cuando eras niño era difícil darte cuenta, pero al crecer es imposible no verlo. Los villanos de muchas películas de Disney actúan de una forma mucho más exagerada que el resto, a veces aunque sean hombres usan maquillaje, en ocasiones hablan con tonos de voz que no corresponden a su figura y más.

Si la naturaleza de su sexualidad entra en debate, es porque así fueron diseñados. Disney y sus villanos fueron presentados con el conocido queer coding, o sea que fueron creados a partir de códigos que son representativos de la comunidad LGBTQ+.

Para los que buscan separar la política de las películas para niños hay malas noticias. Esto se remonta a los años treinta cuando el código Hays fue introducido en Hollywood, mismo que servía como una suerte de guía moral para los productores. Ahí fue prohibida cualquier cosa relacionada con “perversiones sexuales” por lo que la homosexualidad y cualquier acto mostrando a la comunidad LGBTQ+ fue absolutamente prohibido.

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Rápidamente los guionistas y directores encontraron una manera de darle la vuelta al código e implementaron sus propios códigos queer en personajes. Hay una larga lista de personajes que fueron presentados de esa manera, pero cuando realmente llegó a la compañía del ratón, fue hasta finales de los 80.

Howard Ashman fue uno de los grandes compositores de Broadway del siglo XX. Un hombre abiertamente gay que llegó a Disney en sus últimos años cuando el SIDA lo estaba consumiendo. Ahí dio la idea de basar a Ursula, la villana de La Sirenita, en la drag queen Divine. También trabajó en Aladdin, donde Jafar es un villano con rasgos tan finos como sus movimientos y el único hombre de la película en usar maquillaje.

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Sin embargo, fue en La Bella y la Bestia donde su huella quedó marcada para siempre. Apunto de morir, y después de años de ser perseguido y atacado, no sólo trabajó en una película donde la protagonista es cuestionada por no seguir las normas de género, sino donde el villano exhibe todos los rasgos de la masculinidad tóxica, además de ser narcisista adicto al ejercicio cuyo compinche claramente está obsesionado, si no es que enamorado de él. De hecho, Lefou terminó siendo “el primer” personaje abiertamente gay en una película de Disney. Irónicamente, a pesar del estigma y la villanización de los personajes, estos personajes se han convertido en íconos de la comunidad LGBTQ+.

Basta con poner atención a la canción Kill the Beast, para encontrar lo que Howard sentía que le pasaba a él y a la comunidad LGBTQ+ durante esa época:

“We don’t like what we don’t understand / in fact it scares us / and this monster is mysterious at least / Bring your guns / bring your knives / save your children and your wives / we’ll save our village and our lives”—take on an even more tragic cast.

https://www.youtube.com/watch?v=C5zFojmDkDQ

Howard incluyó a la comunidad en las cintas, pero eso también sirvió para hacer que los villanos fueran repudiados por no ser “normales” y que el estigma continuara. En Pocahontas, el genocidio de los nativos americanos sucede a manos de un hombre obsesionado con el oro, su ropa, su apariencia y su pequeño perro. Disney recurre a los estereotipos para formar una identidad a la cual atacar y con el paso de los años reafirmó esa estética.

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Con el paso del tiempo, la inclusión, aceptación y la apertura sexual en los medios masivos de comunicación, Disney ha intentado entrar al juego de la inclusión, pero al tratarse de una de las empresas de entretenimiento más grandes del mundo, con una agenda política muy importante, sus esfuerzos no han trascendido como sus fans lo esperarían. Desde la llegada del live action de Beauty and the Beast, se anunció con bombo y platillo que Lefou sería el primer personaje abiertamente gay, pero en la película sólo se le ve bailando con otro hombre.

Ahora, con la llegada de Cruella, también se habla de que Artie, interpretado por John McCrea, es queer, pero a pesar de su estética glam de los años 70 que se parece demasiado a la de David Bowie, tampoco es impresionante. Disney necesita ir muchos pasos adelante de lo que está haciendo. Con una historia de homofobia como la suya, este es el momento para comenzar a enmendar las cosas.