Desde que su nombre apareció en el radar musical hace varios años con su bellísimo disco homónimo, Natalie Prass ha demostrado un cariño particular por los sonidos del pasado. Ya sea por su manera de crear el disco a base de una orquestación a detalle tan delicada, que remonta a cuando las grabaciones no se hacían por partes, o por los covers que ha hecho después de todo aquello, parece que siempre ha dejado claro una cosa: del pasado siempre se puede aprender.
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En su más reciente entrega, el sorprendente “The Future and The Past”, esa afirmación se hace todavía más evidente. No solo está el título del disco que de inmediato brinda una idea sobre lo que se podrá escuchar aquí dentro, sino también el cambio en su vestimenta y el sonido de un primer sencillo que la muestra completamente distinta a como se había presentado antes. Los años han corrido desde entonces y su exploración del pasado solamente se ha puesto mejor.
Y la prueba comienza desde el ya mencionado sencillo “Short Court Style”, una canción que es clara descendiente de su reinterpretación a “Any Time, Any Place” de Janet Jackson y que entusiasma a primera escucha. En otras canciones como “Never Too Late” y “Ain’t Nobody” el proceso es el mismo: funk adictivo y una voz angelical que hacen juego perfecto con otros experimentos de personalidades como Solange o Janelle Monáe. Natalie Prass no creció en la cultura negra, pero entiende perfecto que el pasado no sería el presente que es sin su legado y enseñanzas.
Su labor es tan delicada que el resultado no puede ser otra cosa que un disco que se disfruta de principio a fin. Aquellos éxitos bailables contrastan perfecto con otros más conmovedores como “Lost” o “Far From You”, en donde solo hay una constante: una voz que nunca pierde fuerza, suave como terciopelo y poderosa para trasmitir emociones. En el futuro que plantea, poco importa el rostro detrás de quien puede estremecer con una sola voz como esa.
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Al final del día “The Future and The Past” es uno de esos discos que sorprenden por donde se les escuche. Afectuosos de Natalie Prass y nuevos adeptos comparten el factor de lo inesperado y la alegría de su acierto. Puede ser que todavía no sea la superestrella pop que el mundo está esperando, pero sí es alguien a quien vale la pena recibir con los brazos abiertos. Su música, como el pasado que recuerda, se queda con nosotros más tiempo del que alguna vez imaginamos.
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