No hay persona en el mundo que no conozca la silla Monobloc. Esa típica silla blanca de plástico, muy resistente y atemporal. ¿Cómo llegó a tener la presencia e importancia con la que cuenta desde hace décadas? Su historia es fascinante.
Historia de la silla blanca de plástico
Cuando hablamos de diseño de muebles y/o de plástico, definitivamente esta silla debe estar presente pues marcó un antes y un después con su creación. Para entenderlo debemos irnos muy atrás a sus orígenes. Por allá en los tiempos de la revolución industrial del siglo XX inició la idea de crear un diseño de silla con el auge del plástico. Así lo hizo exactamente en 1967 la empresa Grosfillex Group de la mano del diseñador italiano Vico Magistretti quien se inspiró en un diseño del arquitecto Joe Colombo.
Muy poco tiempo después gracias a la facilidad de su fabricación con molde en una sola pieza moldeada en plástico, costo accesible y durabilidad, la fabricación, venta y uso de la silla Monobloc se fue a los cielos.
Las comenzábamos a ver no solo en casas, sino en negocios, eventos al aire libre y otros lugares que jamás hubiéramos imaginado. No tardó nada en popularizarse, antes de la década de los 70 ya eran conocidas en diferentes partes del mundo.
Al principio tenía un diseño muy simple pero con el paso de los años se han hecho algunos otros sobre todo enfocándose en el respaldo. Numerosos diseñadores la han reinterpretado incluso intentando colores y texturas.
Muy pocos objetos han logrado ser tan populares como la silla Monobloc y sobre todo ¡en el planeta entero! Se ha convertido en un icono pop, del diseño y del buen uso de materiales. Ya es una pieza significativa en la historia del mobiliario contemporáneo.
Es tan simple y ligera pero a la vez tan asequible, resistente, duradera y con mucha facilidad para apilarse que es inevitable sorprenderse. Se han ido perfeccionando los procesos de fabricación y actualmente se realiza una nueva en menos de dos minutos.
Con la conversación sobre el cuidado del medio ambiente en nuestros días se ha puesto en debate su fabricación con plástico; seguramente en los próximos meses o quizá años se reconsideren los materiales, pero actualmente su éxito, durabilidad y presencia es constante en nuestra vida.
Es un objeto de estudio para los diseñadores pues demuestra que un buen diseño no se mide por el precio o el ruido que hace en su lanzamiento, sino por la capacidad de mejorar nuestra vida cotidiana; ahí está la clave. Haz la prueba, ¿cuántas sillas Monobloc verás a tu paso hoy?
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