Cada época tiene un sonido. Esto depende del lugar en el que te encuentres, pero desde hace un siglo el radio (y después la televisión e Internet) han logrado que cierta música cruce las fronteras y llegue a todo el mundo.
¿Cómo pensar en los noventa sin el áspero sonido del grunge? En los 70, el punk demostró que no tenías que saber tocar para hacer música, durante los 80 el metal ocupó un lugar predominante donde la velocidad y la agresión tomaron lugar entre los outcasts, pero en los 90 el nihilismo y la decepción se convirtieron en el mainstream gracias al grunge.
Soundgarden, Pearl Jam, Temple of the Dog… todas las bandas de esa época hoy son legendarias y gracias a ellas podemos recordar un momento en el que la música tenía un peso determinante en la juventud, pero tal vez no hay otra banda tan importante en esta época como Nirvana.
Kurt Cobain, líder indiscutible de la banda, cimentó la leyenda de Nirvana un fatídico 5 de abril de 1994. ¿Nirvana tendría la relevancia que tiene hoy si el vocalista no se hubiera suicidado? Esa pregunta pertenece al infinito volúmen de discusiones bizantinas que nunca tendrán una respuesta satisfactoria, pero sin duda, el legado de la banda siempre se sentirá fresco, sin importar cuánto tiempo pase.
La corta existencia de Nirvana permite que cada canción se preste a un profundo análisis, pero incluso si sólo lanzaron tres discos de estudio, entre los lados B, las rarezas y muchas de las cintas que se han recuperado de esos análogos años 90, es posible formar una increíble playlist que resuma el espíritu de una época, el trabajo de un artista y el sentimiento de una generación.