La Reina Isabel II murió el 8 de septiembre por la tarde en Balmoral, su residencia de descanso, de forma muy tranquila según el comunicado oficial publicado por las redes sociales de la Familia Real. Es un día histórico que será recordado eternamente porque aunque todos sabíamos el protocolo tras su muerte (La Operación London Bridge) hubo algunas pistas que adelantaban la fatal noticia.
Tan solo un par de días antes del ahora conocido como «Día-D», la Reina Isabel le dio la bienvenida a la nueva Primer Ministro Liz Truss como sucesora de Boris Johnson el martes 6 de septiembre. Se hicieron virales un par de fotografías de la Monarca ofreciéndole la mano para recibirla en su equipo; sin embargo destacó un obscuro moretón en su mano derecha que se llevó la atención de los seguidores y encendió las alarmas sobre su estado de salud.
No se encontraba bien y fue enviada a tomar reposo. Dos días después, el 8 de septiembre, se anunció que había fallecido sin imaginar que aquellas instantáneas serían las últimas imágenes públicas de la Reina Isabel II con vida.
Desde hace algunos meses la mamá del nuevo Rey de Inglaterra confesó tener problemas de movilidad, por lo que canceló y pospuso algunos eventos a los que había confirmado asistencia.
Así sucedió dos días antes de su muerte. Cambió el protocolo real del tradicional besamanos en su residencia de verano en Balmoral porque no podía viajar hasta el Palacio de Buckingham. Recibió a Liz Truss para este acto histórico donde rompió sorprendentemente el protocolo, sin imaginar que sería la última fotografía que pudiéramos ver de la Monarca.
Hasta ahora no han dicho el motivo de la muerte de la Reina Isabel pero han aclarado que falleció tranquila en su casa, rodeada de familia.