Por Mary Gaby Hubard
En cualquier otro momento de la historia del arte, nos costaría muchísimo trabajo pensar que un montón de basura junto a una cama destendida, botellas de vodka vacías, cigarros, condones, medias rotas y sábanas desordenadas podrían constituir una obra de arte multi millonaria. Pero el día de hoy, parece que el arte contemporáneo no tiene límites.
“My Bed“, de Tracey Emin es la clara prueba de que cuando un artista está bien posicionado, con el branding adecuado y los contactos correctos podemos colocar casi cualquier cosa en el mercado.
La joven artista británica presentó su obra por primera vez en 1999 para concursar por el Turner Prize (no ganó), y desde entonces ha causado conmoción.
Ahora, la van a vender en la subasta de arte contemporáneo y de postguerra de, de Christie’s en Londres el 1° de julio. Y esperan que salga en un millón y medio de dólares, mínimo.
Muchos lo ven como el esfuerzo y mérito de la artista por invitarnos adentrarnos en su privacidad. Como un intento para demostrar que Emin también es vulnearble e insegura,como cualquiera. Para otros, resulta una verdadera ridiculez.
Twitter: @MGHUBARD