El matrimonio es una institución anticuada. Este mantra se repite en Internet desde hace años y a pesar de que expertos en muchos campos lo confirman, 2022 parece ser el año con más bodas en Estados Unidos desde 1984. Claro, los divorcios también van a la alza, pero para que sucedan la gente primero debe creer en la institución que representa el matrimonio.
Por otro lado, mucha gente sí está optando por encontrar nuevas formas de relacionarse, vivir y compartir su tiempo a largo plazo. Ante la situación actual mucha gente encuentra que vivir sola no es una opción, no solo porque somos criaturas sociales que siempre buscan estar con más personas, sino por cuestiones económicas y las relaciones de compañeros platónicos de vida es una de ellas.
De acuerdo a April Lee, los compañeros platónicos de vida viven una relación que combina cualidades de amistad, matrimonio y poliamor. Lee y su pareja Renee son la pareja principal del otro, pero no tienen sexo (incluso los abrazos son esporádicos y ocasionales), y salen con otras personas. También comparten un estudio en el centro de Los Ángeles y son socias financieras. Ellas están considerando opciones para ser reconocidos legalmente como los primeros parientes de cada uno.
Suena confuso, pero es muy simple. April y Renee fueron mejores amigas durante la adolescencia y aunque se separaron cuando April se mudó de Singapur a Los Angeles, mantuvieron su amistad en línea. Con el paso de los años, ambas se dieron cuenta que eran mejores amigas, pero que realmente su relación iba un paso más allá sin ser amantes.
Lo que ambas sentían no estaba categorizado, pues cuidaban una de la otra, se escuchaban atentamente y vivían muchas cosas que solo las parejas parecían experimentar, pero no se relacionaban de manera íntima como una pareja tradicional. Cuando la pandemia comenzó y tuvieron que pasar sus días encerradas, se dieron cuenta que si bien podían ignorar a casi todas las personas, su conexión solo creció más y más, por lo que decidieron dar el salto y pasar de amigas a compañeras platónicas de vida y arreglaron todo para mudarse juntas.
Renee consiguió un trabajo en Los Angeles y ahora ambas comparten su vida e intentan demostrar que hay conexiones más allá de lo que la normatividad impone. De acuerdo a April:
“El fundamento de nuestra relación es nuestra capacidad de ayudarnos mutuamente a trabajar sobre nosotras mismas y consideramos nuestro amor condicional. La regla es: “Te seguiré amando mientras te sigas amando a ti misma”. Y nos hemos dado permiso una a la otra para irnos si alguna de nosotras se ha dado por vencida o ya no tiene un propósito en la vida de la otra, además de proporcionar una compañía cómoda.”
La historia de April y Renee va en contra del amor romántico, la idea de que una persona debe satisfacer todas tus necesidades, desde las económicas, hasta las sexuales y que todo debe asumirse con la cabeza en alto, nunca dudando ni esperando algo distinto. Lo que ellas hacen es cuestionar uno de nuestros valores más arraigados y darle la vuelta, pero donde muchos pensarían que fracasarían, ellas están demostrando que es posible imaginar nuevos mundos.
La relación de April y Renee tampoco es perfecta, ellas aceptan que la comunicación es esencial y que tienen que hablar y hacer acuerdos más veces que una pareja tradicional, pues se encuentran en un territorio relativamente nuevo. De hecho, en el artículo para Refinery29 que April escribió, menciona el matrimonio de Boston (Boston marriage), un acuerdo en el que dos mujeres solían vivir durante el siglo XIX, cuando se esperaba que todas estuvieran casadas cerca de lo 25 años. En estos acuerdos las mujeres solteras vivían juntas sin una presencia masculina. Este tipo de acuerdo solía esconder relaciones lésbicas, pero sentó las bases para dar mayor libertad a las mujeres que no veían un futuro como madre de familia y nada más.
Basta recordar que Sor Juana Inés de la Cruz tuvo que optar por una vida religiosa solo por el hecho de que quería estudiar. Antes las mujeres no tenían otra opción más que casarse y dedicar su vida a sus hijos. Hoy se les dice que si no quieren eso, deben estar solas, pero las relaciones con compañeros o compañeras de vida platónicas es una alternativa que realmente puede transformar la sociedad hacia una más incluyente y participativa en la comunidad.
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