Si estás aquí es porque posiblemente sabes que tienes algo no sanado que no te permite ser tu verdadero ser, conocidas también como heridas del alma. Y es correcto, todos vivimos así. No existe una sola persona libre de esto y según Lise Bourbeau, autora del libro “Las 5 heridas que impiden ser uno mismo”, hay 5 grandes heridas a las que nos enfrentamos a diario: las heridas del rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia.
Cuando se activa una de estas lesiones, adoptamos una máscara, es decir, un comportamiento que en realidad no corresponde con quiénes somos o qué haríamos en una situación normal. Además, el cuerpo es TAN inteligente que siempre encuentra la manera de hacernos saber dónde está nuestro sufrimiento y qué necesitamos mejorar. El cuerpo es el único lenguaje que no miente. Nuestras heridas pueden revelarse en la morfología de nuestro cuerpo.
Es importante saber qué heridas tenemos para saber qué debemos sanar y poder ser más felices y útiles para el mundo. Claro, tendremos más de una herida, pero el cuerpo expresará primero la herida que predomina a nivel psíquico. Por lo tanto, el cuerpo tendrá una morfología general asociada con la principal, pero el tiempo permitirá vislumbrar en menor medida las otras heridas. La herida más llamativa es la que la persona sufre con más frecuencia y con mayor intensidad. Al leer los resúmenes para cada máscara, puedes empezar a identificar cuál estás usando y conocerte mejor.
Máscara de huída – Herida de rechazo
Origen: Sufrida con un progenitor del mismo sexo entre el momento de la concepción y el año de edad.
Cuerpo: Esta máscara es fácilmente reconocible por un físico en fuga, un cuerpo o una parte del cuerpo que parece querer desaparecer o hacerse muy pequeño. Es un cuerpo seco, filiforme y contraído: uno tiene la impresión de que casi no hay carne entre la piel y los huesos.
Comportamiento: La persona que huye es una persona que duda de su derecho a existir. Busca la soledad porque si recibiera mucha atención, tendría miedo de no saber qué hacer. Prefiere no apegarse a cosas materiales porque le impedirían huir. Se pregunta qué está haciendo en este planeta y apenas puede creer que pueda ser feliz aquí y traer algo a este mundo.
Peor miedo: Pánico.
Máscara de adicción – Herida de abandono
Origen: Lesión sufrida con el progenitor del sexo opuesto entre uno y tres años.
Cuerpo: El cuerpo del adicto carece de tono. Cuerpo largo y esbelto con espalda redondeada y caída. Como si la columna y los músculos fueran incapaces de mantener el cuerpo erguido.
Comportamiento: Pide la opinión y aprobación de los demás.
No se sienten lo suficientemente nutridos emocionalmente. Necesitan constantemente ayuda y apoyo. A veces tiene altibajos: por un tiempo está feliz y todo está bien y de repente se siente infeliz y triste. Es una persona que dramatiza mucho, le gusta hablar de sí mismo.
Peor miedo: Soledad
Máscara de masoquismo – Herida de humillación
Origen: Se despierta durante el desarrollo de las funciones físicas del cuerpo (comer solo, estar limpio, ir al baño solo, hablar, escuchar, comprender conversaciones, sexualidad, etc.). Generalmente se vive con la madre o con la persona encargada de aprender las funciones físicas y sexuales mencionadas anteriormente.
Cuerpo: Cuerpo grande, cara redonda, cuello grande y abultado, joroba de bisonte en la parte superior de la espalda.
Comportamiento: El masoquista frecuentemente se avergüenza de sí mismo y de los demás o tiene miedo de avergonzarse. Cree que es sucio y desordenado. No quiere reconocer y asumir tanto su sensualidad como su amor por los placeres asociados a los sentidos. Por eso se compensa y se recompensa con comida.
Peor miedo: Libertad.
Máscara de controlador – Herida de traición
Origen: Vivió con el progenitor del sexo opuesto entre los dos y los cuatro años, en el momento en que se desarrolla la energía sexual, generando el complejo de Edipo.
Cuerpo: Cuerpo que exhibe fuerza y poder. En los hombres: hombros más anchos que la parte inferior del cuerpo. En las mujeres: parte inferior del cuerpo más ancha que los hombros (cuerpo en forma de pera). Cuanto mayor sea la asimetría entre la parte superior e inferior del cuerpo, mayor será la lesión por traición.
Comportamiento: Muy intransigente, quiere mostrar a los demás de lo que es capaz. Seguido interrumpe y responde antes de que la otra parte haya terminado. Cuando las cosas no van lo suficientemente rápido para su gusto, se enoja. Se considera trabajador y responsable. Tiene dificultad para confiar y no muestra su vulnerabilidad.
Peor miedo: Desvinculación, separación, disociación, negación.
Máscara de rigidez – Herida de injusticia
Origen: Lesión experimentada con el padre del mismo sexo entre las edades de aproximadamente cuatro y seis, cuando el niño se da cuenta de que es una entidad separada con sus diferencias.
Cuerpo: Cuerpo recto, rígido y lo más perfecto posible. Bien proporcionado, talla pequeña que se ajusta con una prenda o un cinturón. Movimientos rígidos. Rigidez de nuca.
Comportamiento: Es una persona viva con movimientos dinámicos pero que es rígido y carece de flexibilidad. Es perfeccionista y envidioso. Se aparta de sus sentimientos. Busca ser perfecto y se justifica mucho. Le resulta difícil admitir que tiene problemas. A menudo duda de sus elecciones. Le gusta el orden y tiende a controlarse exigiendo mucho de sí mismo. Es algo frío y le cuesta trabajo mostrar afecto.
Peor miedo: Frialdad.
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