Todos sabemos que tener una perspectiva y actitud positiva en la vida es bueno para el bienestar mental. Pero también es na realidad que la vida no siempre es positiva y no todo es bueno. Es parte de la experiencia humana, todos lidiamos con emociones y experiencias dolorosas en la vida. Y esas emociones, que aunque no son agradables y pueden ser muy difíciles de manejar, son importantes y deben sentirse y tratarse de manera abierta y honesta. Es por esto que sí puede existir un positivismo tóxico.
El positivismo tóxico es la creencia de que no importa qué tan grave o difícil sea una situación, se debe mantener una mentalidad y actitud positiva. Es un enfoque de la vida de “puras buenas vibras” que, sí, puede tener beneficios, pero puede llegar a rechazar las emociones difíciles, volvernos poco empáticos y compasivos y a llevar una actitud positiva falsa.
Hay varios tipos o formas de expresar este positivismo tóxico. Con el uso de frases como “échale ganas” o “la felicidad es una elección”, podemos parecer insensibles al dolor y las circunstancias del otro. Estas declaraciones (que aunque son bien intencionadas) pueden ser dañinas y parecen una forma de evitar lidiar con los sentimientos de otras personas. En el peor de los casos, pueden terminar avergonzando y hacer sentir culpables a las personas que se enfrentan a situaciones difíciles.
Mientras que es muy importante ser positivos, y querer salir adelante, también es importante validar a los demás y sus emociones. Todos vivimos y sentimos las cosas de diferente manera y nunca podremos saber lo que es estar en los zapatos del otro. Querer mantener a otra persona positiva a pesar de que los vemos mal puede dañarlos. En lugar de poder compartir emociones humanas auténticas y obtener apoyo incondicional, las personas encuentran que sus sentimientos son rechazados, ignorados o invalidados.
Es importante poder lidiar con todas las emociones, las buenas y las malas. No hacerlo nos vuelve herméticos y nos previene de un crecimiento personal así como conectar con los demás. Si sientes que puedes tener algo de este positivismo tóxico, estás en perfecto momento para atreverte a sentir emociones y dar permiso de estar mal (a ti y a otros). Estos sentimientos son reales, válidos e importantes. Pueden dar información y ayudar a ver cosas sobre una situación que necesitas trabajar para cambiar.
Practica cambiar tus frases por unas más simples y auténticas como: “Lo siento mucho, no debe ser fácil”, “Aquí estoy para lo que necesites”, “Te escucho”, “Como te sientes es válido”, o “¿Cómo puedo ayudarte?”.
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