Mantener una actitud positiva siempre es un buen consejo, pero en los últimos años la creciente ola de positividad en redes sociales la ha vuelto un tanto tóxica. Es por eso que el libro Toxic Positivity, de Whitne Goodman, llega en el momento perfecto.
Goodman es una reconocida terapeuta de pareja y familia, y en el libro disecciona el concepto de positividad tóxica, un fenómeno que sutilmente ha impregnado nuestra cultura, haciéndonos conscientes de que siempre debemos mostrar la mejor actitud ante la adversidad, incluso aunque eso nos pegue en nuestra salud mental.
La positividad tóxica, como Goodman nos explicó en una entrevista vía Zoom, es la forma en que enfrentamos la realidad actual, sobre todo al mostrarla en redes sociales donde ya le quitamos un velo a la realidad. Se trata de una negación, minimización e invalidación de la experiencia emocional humana natural.
Cuando pasamos por algo que nos hace sentir mal, rápidamente nos obligamos a decir que todo estará bien, que nuestra vida es mucho mejor que la de otras personas y que no podemos estar llorando por nimiedades. Pero es esa “validación” la que nos afecta, no nos permite vulnerarnos y nos lleva a embotellar algo que un día simplemente explotará de maneras que no podemos imaginar.
El libro de Goodman profundiza en cómo las normas sociales y plataformas como Instagram y Facebook contribuyen a esta cultura de positividad forzada. Esto a menudo lleva a las personas a sentirse inadecuadas o culpables por experimentar emociones normales como tristeza, enojo o frustración, que se consideran negativas o indeseables. La autora enfatiza que este fenómeno no es solo un problema individual, sino social, afectando la salud mental colectiva.
Es a través de sus historias profesionales, que Whitney Goodman destaca cómo la positividad tóxica puede manifestarse en la vida personal. A través de casos reales que ella tuvo durante muchos años como terapeuta (aún practica su profesión, pero también es una celebridad en línea), nos explica algunos de los casos más comunes de positividad tóxica y otros que llegan al extremo. Así es como el libro pone a la luz la importancia de reconocer y aceptar todas las emociones como parte de la experiencia humana.
Una de las mejores cosas del libro es el énfasis de Goodman en encontrar un equilibrio. Ella no demoniza la positividad, sino que aboga por una vida emocional auténtica y equilibrada. Se trata de abrazar los altibajos de la vida y comprender que está bien no estar bien a veces.Para quienes buscan evitar caer en la trampa de la positividad tóxica, la autora ofrece consejos prácticos. Aquí hay algunas estrategias inspiradas en su libro:
- Reconocer Todas las Emociones: Aceptar que sentir tristeza, enojo o frustración es tan importante como sentir felicidad. Reconocer estos sentimientos es el primer paso hacia el bienestar emocional genuino.
- Ser Consciente del Lenguaje: Presta atención a cómo hablas con los demás y contigo mismo. En lugar de decir, “Solo mantente positivo”, intenta “Está bien sentirse molesto por esto”.
- Practicar Autocompasión: Sé amable contigo mismo. Comprender que no estar feliz todo el tiempo no significa que estés fallando en la vida.
- Buscar Conexiones Auténticas: Participa en conversaciones que permitan la expresión de una gama de emociones. Las conexiones auténticas se construyen sobre la honestidad y la vulnerabilidad.
- Limitar el Consumo de Redes Sociales: Las redes sociales a menudo pueden retratar una visión de la vida excesivamente positiva. Limitar la exposición a estas plataformas puede ayudar a mantener una perspectiva más realista.
Más que un libro, es una guía para liberarse de las cadenas de las expectativas de felicidad irreales. Fomenta un enfoque más saludable y equilibrado de la vida y las emociones. En un mundo obsesionado con la fachada de la felicidad perpetua, el mensaje de Goodman es claro: la verdadera salud emocional radica en abrazar el espectro completo de las emociones humanas.