El Optimismo Tóxico podría llegar a confundirnos. Algo que podría parecer una característica positiva y beneficiosa para la resolución de problemas en la vida, podría en realidad ser una trampa para la salud mental.
¿Qué es?
El Optimismo Tóxico se refiere según Positive Psychology en su artículo “Toxic Positivity en Psychology” a una actitud excesivamente positiva y hasta cierto punto enfermiza. Podríamos creer que es algo bueno pero no es así pues esta mentalidad ignora o minimiza los aspectos negativos de una situación.
Optimismo y Optimismo Tóxico
Se debe aclarar que el optimismo es otra cosa, éste es beneficioso para la salud mental y emocional pues reconoce tanto los aspectos positivos como los desafiantes y permite el crecimiento personal y la búsqueda de resolución realista, pero es muy fácil que nos confundamos pues el optimismo tóxico tiene efectos perjudiciales aunque podría parecer lo mismo.
Características del Optimismo Tóxico
Tiende a negar, evitar o invalidar las emociones negativas, lo que puede conducir a una falta de reconocimiento y procesamiento adecuado de las dificultades y desafíos de la vida.
Puede surgir en diferentes ámbitos como el trabajo, relaciones personales o incluso en la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos, como alguien que siempre se dice que “todo está bien” cuando en realidad no lo está y su vida tiene algunas dificultades. En este caso puede ignorar la necesidad de ayuda, obstaculizar el bienestar y entorpecer la resolución de problemas.
Pero ¿por qué sucede? Este enfoque excesivamente positivo puede hacer que las personas se sientan culpables o avergonzadas por experimentar emociones negativas, lo que dificulta la expresión y el procesamiento saludable de estas emociones.
Cómo evitarlo
Evitar el Optimismo Tóxico es un trabajo muy fuerte de salud mental. Siempre recomendamos buscar ayuda de profesionales, ellos te orientarán para aprender a identificar las emociones, validar las negativas como algo normal y parte de la vida, y saber cómo no sentirte culpable por tus sentimientos. Así podrás identificar cuándo el positivismo se convierte en tóxico.
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