Una de las más grandes carencias de los humanos hoy en día es la del amor propio. Y es real: no hay juez más cruel que el que somos con nosotros mismos. No nos tenemos ni poquita compasión y somos maestros en acabarnos y hacernos polvo en cuestión de segundos. Sucede a tal grado, que a veces no somos capaces de vernos a los ojos en el espejo y nadie habla de lo grave que es esto. ¿Cómo pretendemos servirle al mundo si no creemos que servimos?
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Self-love. Lo leemos en todas partes, se nos recuerda constantemente, pero al final del día nos encontramos decepcionados por nosotros mismos. Este concepto del amor propio es algo que puede costar un poco entender al 100%. Y la realidad es que es un camino, no es algo que se adquiere por completo y sí, sorpresa, es de trabajo diario. Pero es lo más precioso que puedes hacer por ti y por el mundo. Somos perfectos, simplemente porque SOMOS, no hay como no amarnos.
Self-love es uno de esos conceptos que simplemente entiendes. No lo entiendes lógicamente, lo sientes. En la mayoría de los casos (entre ellos el mío), se trata de leer, practicar lo que lees, lo que escuchas, de hacer cambios pequeños en cómo te ves y tratas y un día, lo entiendes. Mi forma de pensar cambió y simplemente me amaba. Así de simple: me vi al espejo y dije “wow, qué hermosa persona está ahí”. La paso increíble sola, me siento más segura, me se reír de mí.
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¿Cómo llegar a ese punto? Aprende, lee, descubre. Sigue buscando y practicando y un día lo verás, lo sentirás en todo tu cuerpo. Como con una postura de yoga, después de semanas de práctica, sale y ahí está. Estás en perfecto balance y de ahora en adelante puedes hacerla cuando quieras. Seguramente perderás el balance de vez en vez, pero ya sabes cómo regresar. Tendrás señales “obvias” como identificar cuando tu cuerpo te habla, distingues entre tu ego y tu intuición, te tienes compasión, te admiras como obra de arte TODOS LOS DÍAS.
No confundas amor propio con…
Cuando logras perder unos kilos, cuando te arreglas y te vistes divino, te gustas. Cuando logras algo grande, cuando ayudas a alguien más, cuando todos te sonríen; te gustas. Pero, ¿qué pasa cuando sucede lo contrario? Si subes de peso, si fracasaste en algo, tienes un granito, te sientes frágil ¿te gustas igual? Esa es la prueba para saber si sólo te gustas o realmente te amas.
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Arrogancia. A veces, podemos cruzarnos con alguien que tiene tal amor propio que nos puede impresionar como arrogante. Si preguntan: “¿Te amas?” y esta persona contesta: “Sí, mucho. Soy bastante interesante, gracioso e inteligente”, te caería fatal tal vez. ¿Eso no te dice algo? Posiblemente es un reflejo de la carencia de admiración que tienes por ti mismo.
Tus momentos más bajos y feos son el mejor momento para desarrollar ese amor incondicional por ti. Tal vez te sientes mal por seguir sintiendo culpa por algo que ya pasó hace mucho tiempo. Pero si lo sientes, es porque ahí está. Valida tus sentimientos, siéntete frágil e incapaz de pasar este momento. ¿Qué crees? Los vas a sobrevivir y al voltear y ver que pudiste, te amarás.
Recuerda, primero vas tú y luego los demás. Como una máquina, necesita estar bien afinada y limpia para poder funcionar en hacer lo que necesitamos que haga. Tú eres una máquina perfecta, cuida de ti y verás como todo a tu alrededor fluye.
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