De-selfing es un término acuñado por la psicóloga clínica Harriet Lerner en su libro “The Dance of Anger” pero que se ha convertido en un concepto de salud mental para explicar el proceso de renunciar a partes fundamentales de nosotros mismos (como identidades, valores o deseos) para mantener relaciones importantes.
Básicamente, es cuando nos hacemos un poco “pequeños” para la comodidad de otra persona. El De-selfing no solo se aplica en las parejas (aunque es lo más común), sino en muchas dinámicas como amigos o incluso compañeros de trabajo. “Es un ejercicio en el que la persona se desautoriza cada vez que una parte de sí mismo “es ‘negociable’ bajo la presión de la relación“, escribe Lerner. Y lo que se dice poco es que es peligroso, pues puede evitar que nos integremos como personas individualmente con lo que realmente somos.
Un ejemplo de De-selfing es cuando dejas de salir con tus amigos para satisfacer las necesidades de tiempo de tu nueva pareja. O cuando te quedas más callado sobre tus opiniones políticas porque alarma a tu familia o amigos. Y esto surge especialmente en las relaciones en las que una persona tiene poder social donde la otra está oprimida. Una persona que se olvida a sí mismo es alguien que se considera “flexible” y se adapta, pero guardando esa parte de si mismo para restaurar la armonía en la convivencia.
Puede ser difícil diferenciar entre cuándo nos comprometemos (haciendo concesiones juntos para resolver un desacuerdo) y cuándo nos estamos sacrificando (renunciando a algo importante en beneficio de otra persona). Y se nos ha enseñado que perder partes de nosotros mismos por el bien de una pareja romántica es normal, es posible que no nos demos cuenta cuando nos estamos deshaciendo de nosotros mismos.
¿Cómo saber si estás De-selfing?
Si crees que estás olvidándote de ti o que continúas haciendo sacrificios para mantenerte en esa relación, tal vez es momento de reflexionar y recuperarte a ti mismo. No debes mantenerte a ti en la sombra para que los demás te quieran. Estas tres preguntas pueden ayudarte a reflexionar:
¿Hay (o qué) partes de ti estás escondiendo en la relación?
Si estuvieras viviendo tu mejor y más feliz vida ¿Cómo se vería?
¿Es posible tener eso en esta relación?
Puede ser difícil pensar en quiénes somos, quiénes queremos ser y qué (o quién) nos está frenando. Pero si queremos vivir una vida integrada, y volver a nosotros mismos, es posible que tengamos que reevaluar lo que nos está “segmentando”.
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