No he ido nunca a una marcha del 8M y este año tampoco lo haré. Hace unos días me preguntaron por qué no me sumaba y cuestionaron mi apoyo al movimiento, me hicieron sentir realmente mal, porque claro que lo apoyo, he sido víctima de acoso, miedo, abuso y discriminación por mi género, claro que quiero una igualdad de oportunidades y no ir a la marcha no me hace menos feminista.
Hay un gran debate alrededor del tema y una división de preferencias incluso dentro de la misma protesta, hay quienes quieren hacerlo de manera pacífica, las que son más radicales, las que prefieren alzar la voz y gritar por todo lo alto las consignas junto a sus carteles exponiendo su sentir, y las que sienten mucha rabia y quieren quemarlo todo.
Aquí no se juzga, cada quien encuentra la manera que mejor le parece para protestar y hacerse escuchar. Afortunadamente aún tenemos voz (es terrible considerarlo como una fortuna) y están/estamos, haciendo un gran cambio en la sociedad. Yo les agradezco infinitamente, porque pasan horas de pie bajo el sol, con sed, quizá hambre, se desgarran la garganta y se hacen notar por ellas, por sus amigas, madres y hermanas, pero también por mí, por mi mamá, abuelita y todas a mi alrededor.
Les debo demasiado porque ellas están siendo la voz de las que desgraciadamente les quitaron la vida y también mía y de las demás mujeres que no asistimos a la marcha. Cada quien tiene sus razones para no hacerlo, yo tengo las mías, pero eso no me hace menos feminista.
He decidido no ir a la marcha no porque no quiera; al contrario ¡me encantaría! no hay nada que deseo más en el mundo que sentirme cobijada por las calles, sin embargo, en cuanto se va acercando el día hay decenas de contenidos sobre recomendaciones para asistir, por supuesto todos incluyen medidas de seguridad, porque claro, hay grupos que nos intentan callar.
Ser mujer en estos días es difícil y peligroso y justamente esa es la razón por la que no asisto. NO TENGO UN GRUPO DE CONFIANZA CERCANO con aliadas que puedan protegerme y yo protegerlas en cualquier caso de emergencia. Sí, me da miedo, porque quizá algunas compañeras me han invitado a ir con ellas y su grupo de amigas, y aunque confío en que puedan ser un gran apoyo en la marcha, en realidad ni siquiera conocen mi nombre completo, a quién llamar ante una emergencia o cómo poder ayudarme. Yo tampoco con ellas, y eso me parece muy vulnerable.
No es que no quiera ir porque no apoyo el movimiento y eso no me hace acreedora a comentarios como «entonces no te quejes del machismo luego», hay muchas otras maneras de hacer algo por la igualdad de género no solo asistiendo a la marcha. Si no te sientes segura, abrazada por un grupo seguro de amigas, no lo hagas, mejor enfócate en crearlo y posiblemente el siguiente año puedan acomapañarse a marchar.
¿Qué puedes hacer si no vas a la marcha? El 8M es un día que se pinta de morado pero la lucha, concientización, ayuda entre mujeres y protección debe ser todos los días. Ese día prefiero hacer carteles y colocarlos en mi colonia, vestirme con los colores de la lucha feminista y compartir contenido de valor a través de redes sociales para llegar a las más personas posibles.
Pero es un trabajo de todos los días porque todas hemos vivido acosos, abusos, nos sentimos inseguras por las calles y tememos no regresar al salir de casa. Queremos sentirnos tranquilas, no violentadas ni discriminadas simplemente por ser mujeres y que los números lamentables de desapariciones y muertes no sigan creciendo.
No es cuestión de una marcha, todas tenemos nuestras razones, así como aprendimos a no hablar de cuerpos ajenos, también debemos aprender a no juzgar las decisiones de otros. El movimiento somos todas, las feministas nos podemos ver de diferente manera, en cualquier lugar y cada una hace distintas acciones aunque no nos veas en la marcha del 8M.
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