¿Por qué las jirafas tienen el cuello largo? Siempre ha sido un misterio fascinante pues llegan a medir hasta tres metros; sin embargo, aún siguen teniendo datos desconocidos en la historia de su evolución y los investigadores han trabajado por años para encontrar una explicación lógica. Hay dos teorías: la clásica de presión selectiva por alcanzar alimento de los árboles y una más bastante reciente donde los científicos hablan que se trata de un arma de competencia sexual para el cortejo y de defensa para sobrevivir de los depredadores a cabezazos.
Son el animal terrestre más alto sobre el planeta tierra y un gran objeto de estudio y discusión biológica. Desde que Darwin mencionó por primera vez el concepto de evolución adaptativa y selección natural, el elegante cuello de las jirafas se explicó con la supervivencia de los más altos.
Según esta explicación, el largo cuello fue creciendo con el objetivo de alcanzar las hojas de los árboles más altos en la sabana africana. Es bastante lógica.
Antropólogos actuales volvieron a abrir el caso y han encontrado otra explicación igual de fascinante. Las especies jirafoides podrían ser la adaptación más optimizada hasta ahora en los animales vertebrados. Descubrieron que las primeras jirafas (a quien llamaron Discokeryx Xiezhi) vivieron hace unos 17 millones de años al noroeste de China. Tenían una estructura con forma de casco-cuerno y articulaciones de cabeza y cuello algo complejas.
Haciendo un análisis sobre la estructura peculiar con la que contaban, llegaron a la conclusión que eran ferozmente agresivas por el entorno en el que vivían y las especies con las que se cruzaban.
La forma de defenderse era con cabezazos aprovechando ese casco duro para entrar a un juego de cortejo y competencia masculina por ganar terreno. Poco a poco les favoreció también pues se alargaba el cuello y encontraban más fácilmente alimento. La evolución dictaba que entre más largo el cuello, más fuertes serían las heridas incluso provocando la muerte del rival.
El estudio reciente fue publicado en Science. Asegura que analizaron las vértebras cervicales, el exagerado grosor de los huesos del cráneo y la estructura que da soporte entre la cabeza y la columna del Discokeryx Xiezhi que hallaron recientemente. Lo compararon con otras especies que utilizan la cabeza como sistema de defensa y ninguno tiene la fuerza con la que contaba este animal.
Shi-Qi Wang, investigador del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia China de Ciencias y uno de los principales autores del estudio, analizó a las jirafas actuales y otros jiráfidos extintos para demostrar que hay al menos 14 tipos diferentes de «cascos» en ellas y sus parientes. Esta variedad, menciona, indica una evolución más lógica que con su lado rumiante.
«Ha sido muy difícil para los investigadores tradicionales de las jirafas aceptar la idea de que la selección sexual intervino en la forma y la longitud de sus cuellos», mencionó Rob Simmons, investigador de la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, quien por años ha defendido la tesis de la presión selectiva sexual mencionando además que en el caso de las hembras, el cuello deja de crecer cuando alcanzan la madurez sexual y en su momento, ayudaron también a defender sus tierras. En el caso de los machos solo se trata de un arma de competencia por tierras y porque las hembras buscan al macho con el cuello más alto para aparearse.
Con esta nueva teoría no quiere decir que los defensores de la presión selectiva por alcanzar alimento estén equivocados. Ahora hay dos teorías, una de combates entre machos por la búsqueda de comida y otra, el combate entre los machos por sobrevivir en un peligroso entorno africano con miles de especies depredadoras en la sabana.
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