La comida tiene muchos significados: amor, pasión, trabajo… cada quién puede darle una categoría o un calificativo a un platillo, pero hay algo que en México y en el resto del mundo sabemos, que un pedazo de pan, por simple que parezca, puede cambiar tu día.
En Rosetta lo saben y por eso Elena Reygadas se enfocó en darle vida aparte de la del famoso restaurante. El plan funcionó. hoy Panadería Rosetta es tal vez su venue más popular y siempre se posiciona como una de las mejores panaderías de la ciudad. Aunque el platillo estrella es el rol de guayaba (tan famoso que ha dado paso incluso a ropa conmemorativa) y ya hablaremos de él en su momento, esta vez es el turno del también reconocido y muy delicioso chocolatín.
El aire es esencial en la elaboración del pan, el espacio vacío que se resguarda en el interior del chocolatín de rosetta limita con la esponjosa masa y con un generoso camino chocolatoso que te hace saber que ningún bocado es desperdiciado. Aquí la presentación y el tiempo que tienes para comerlo es un factor esencial. Lo mejor es hacerlo de inmediato o calentarlo un poco para repetir la sensación de que salió del horno, pero en ningún momento debes aplastarlo ni dejar que endurezca.
Darle una mordida al chocolatín es regresar a la infancia, sentir el eco del chocolate mezclarse con la maestría con la que se preparó el resto del pan, es algo simple, pero poderoso. Súmale una taza de café caliente y tienes una posibilidad infinita para transformar ese día común en algo verdaderamente especial.
Al final la comida no se trata de qué tan complicado sea un platillo, sus credenciales culturales o más. A veces simplemente se trata de que al probarlo y cerrar los ojos, tu mente no pueda procesar nada más que el sabor, y sea ese sabor el barco que navegue a través de recuerdos y sensaciones hasta formar una nueva para que al abrir los ojos ya no seas el mismo. Corre a probar el chocolatín de Rosetta pronto.
Dirección: Colima 179 Col. Roma
Puebla 242 Col. Roma
Sitio Web: Rosetta