Al visitar Nueva York puedes quedar sorprendido de todas las actividades que puedes hacer. Visitar Top of the Rock para la mejor vista de una ciudad tan grande o caminar por las calles de Brooklyn y admirar la arquitectura son experiencias únicas y sólo dos de las miles de opciones en la ciudad.
Claro que los museos son paradas obligadas y el MET de Nueva York, famoso por su gala, por las películas que se han grabado ahí y por su gigantesca colección de arte, es un punto obligado para todos. El museo más grande de Estados Unidos, el tercero más visitado del mundo y con una colección permanente de 2 millones de piezas, se trata de un lugar que puedes visitar una y otra vez y siempre ver algo distinto.
La muerte de Sócrates (1787) – Jaques Louis David
Galería 631
Jaques Louis David fue una de las figuras más importantes de la pintura francesa, más que nada gracias a que supo cambiar de bando en los momentos oportunos, por lo que su influencia va desde la Revolución Francesa hasta el gobierno de Napoleón.
Sin embargo, dejando de lado el contexto histórico, sus pinturas tenían una gran carga emotiva, como esta obra maestra que muestra los últimos momentos de Sócrates antes de tomar la cicuta dispuesto a morir por sus principios.
La negación de San Pedro (1610) – Michelangelo Caravaggio
Galería 637
El Met cuenta con dos cuadros del artista barroco y uno de los más importantes pintores en la historia del arte, pero sin duda, esta escena en la que Pedro niega a Jesús es la más importante, no sólo entre esas dos, sino en la colección completa de todo el museo.
Las facciones de San Pedro son una prueba de la maestría de Caravaggio, quien era famoso por usar modelos poco usuales para sus pinturas –indigentes, prostitutas, gente común y más–, pues logró capturar confusión, miedo, arrepentimiento y mucho más de lo que las palabras pueden expresar, todo en un rostro pintado hace más de 400 años.
La clase de danza (1874) – Edgar Degas
Galería 815
Degas pasó mucho tiempo observando a las bailarina de la ópera de París y el número de pinturas al respecto lo respaldan. Esta obra muestra el potencial del pintor para capturar una escena y darle protagonismo a cada personaje, pero sobre todo, al movimiento. La pintura se recorre como una espiral en la que podemos escuchar la música, notar la determinación de las bailarinas y hasta sentirnos intimidados con la presencia del maestro Jules Perrot.
Ritmo de otoño (número 30) (1950) – Jackson Pollock
Galería 918
Si estás en Estados Unidos, tienes que ver a los grandes maestros de la pintura estadounidense, y Jackson Pollock se ha convertido en un referente imprescindible. Aunque muchos relacionan a Pollock con el MoMa, el Met también tiene esas obras de expresionismo abstracto capaces de hipnotizarte y hacerte perder la noción del tiempo y la realidad.
Autorretrato con sombrero de paja (1887) – Vincent van Gogh
Galería 825
La galería 825 es una de las joyas del museo, pues alberga una gran cantidad de van Gogh’s que nunca olvidarás, y aunque hay algunas que pueden ser mejores, la más icónica es esta. Con un estilo completamente propio, el atormentado artista capturó uno de sus autorretratos más fascinantes.
A diferencia de otros, aquí no hay gran dolor en sus ojos o facciones, simplemente es el reflejo de una mente que supo revolucionar la pintura gracias a su visión única del mundo.
Debe estar conectado para enviar un comentario.