Una de las afecciones de la piel más comunes es la rosácea, es un trastorno inflamatorio de la piel que provoca granitos, rojeces, sensación de quemazón y más, sobre todo en la parte de nariz, mejillas, frente y barbilla. Es raro que afecte a los ojos. ¿Cómo podemos identificarla y cuál es su tratamiento?
Es un reto psicológico además de físico pues afecta el rostro, nuestra parte del cuerpo que siempre está visible. Es complicado aceptarla y a veces puede provocar depresión y ansiedad.
Se caracteriza por tener un color más rosado en estas partes del cuerpo, el motivo es porque los vasos sanguíneos se inflaman y vuelve la piel más dura de lo normal. Aún se desconocen las causas pero hay varios factores que podrían empeorarla como genética, cambios hormonales, una mala alimentación, cambios bruscos de temperatura, contacto directo con el sol, estar expuesto a mucho estrés, entre otros.
También puede presentarse durante la menopausia, cuando practicas algún deporte intenso, consumes alimentos muy picantes o mucho alcohol. Desgraciadamente es una afección que no se puede prevenir pero sí disminuir los síntomas.
Comienza como un ardor porque fluye más sangre de la necesaria al rostro que en caso de no atenderse puede ser más grave hasta llegar a crónica. El término médico con el que se le conoce es «cuperosis» y generalmente afecta a más mujeres de entre 30 y 50 años con piel muy clara y delgada.
¿Cuál es el tratamiento?
La rosácea no es curable pero sí hay tratamientos que te ayudan a aliviar los síntomas y reducir el nivel de afectación. Es importante que asistas con un experto a tiempo, cuando veas los primeros síntomas, para que puedas disminuir los síntomas cuando son menores y no cueste mucho trabajo.
Primero es importante que tengas en cuenta la importancia de la hidratación cutánea, debes evitar productos que irriten más tu piel, utilizar bloqueadores de sol especiales así como maquillaje que sea recomendado por un dermatólogo. También debes tener cuidado con el jabón que usas para lavarte el rostro.
Como parte del tratamiento podrían agregar algunos medicamentos para minimizar los síntomas como antibióticos, preparados tópicos, terapias con láser o luz pulsada.
Es importante escuchar nuestro cuerpo y cualquier cambio que sintamos o veamos, acudir de inmediato al médico para una revisión.
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