El ser humano fue nómada y así es como se instaló en cada esquina del mundo. Poco a poco la civilización que construyó le permitió quedarse en un lugar sin tener que viajar para sobrevivir, pero después, algo nos hizo volver a salir a explorar. Antes las personas hacían peregrinaciones a distintos lugares del mundo para curarse de algún mal y es que la cura no estaba en el monumento al que tenían que rezar o la persona que tenían que encontrar, sino en el camino que debían recorrer. Esto no es muy distinto a las razones por las que hoy viajamos.
Los viajes se dividen en muchas categorías. Hay quienes lo hacen para conocer, otros para descansar, algunos para olvidarse de lo que pasa en casa y mucho más. Sea cual sea el caso, es difícil un viaje que lo tenga todo, que te haga sentir pleno en cada aspecto de tu vida y logre cumplir las expectativas que nos hacen viajar desde hace siglos, sin embargo, lugares como One&Only pueden jactarse de realmente lograrlo.
One&Only tiene dos hoteles en México, Palmilla en Los Cabos y Mandarina en la Riviera Nayarit. El primero es una hacienda de los años 50 donde la élite de Hollywood encontró refugio para los mejores días del año. El segundo es un complejo de recién construcción en medio de la selva donde cada habitación está separada para mayor privacidad. Conocer ambas propiedades es un lujo, pero hacerlo en tu propio vuelo privado para evitar cualquier retraso y darle un nuevo sentido a la experiencia de viajar es un sueño hecho realidad.
One&Only trabaja junto a JVP Logística para cumplir ese sueño, por eso es que ahora los huéspedes pueden optar por viajar en avión privado desde el aeropuerto de Toluca hacia cualquiera de los dos destinos. En una época donde la controversia en el Aeropuerto Benito Juarez y el AIFA es cada vez más grande, cuando no sabes cuánto demorarán un vuelo o incluso después de distintos episodios de mucha preocupación, JVP ofrece una alternativa muy llamativa.
Desde el primer momento sabes que será un viaje realmente especial. Al salir de mi casa ya me esperaba una imponente Grand Cherokee lista para llevarme al Aeropuerto de Toluca. Al llegar la espera fue mínima antes de abordar un Hawker 800 XP. El interior cuenta con asientos de piel, servicio de coctelería donde puedes iniciar la mañana con mimosas y un almuerzo con fruta y una baguette con jamón serrano (muy lejos de la bolsa de cacahuates que a veces es lo único que dan como “cortesía” en ciertas aerolíneas).
El vuelo que yo tomé fue de México a Los Cabos, por lo que en un par de horas ya estaba listo para conocer One&Only Palmilla. A pesar de estar en el desierto de Baja California Sur, el hotel te sorprende con su vegetación, la primera señal de que llegaste. Al ser bienvenido por gran parte del staff y cruzar el arco principal, lo primero que encuentras es Breeze, el restaurante y terraza del hotel que tiene una vista privilegiada del Mar de Cortez y es uno de los pocos lugares donde en los meses correctos puedes desayunar mientras disfrutas del paso de las ballenas en migración.
Esta es la forma perfecta de describir por qué One&Only se distingue del resto. Mientras muchos hoteles de Los Cabos tienen tours para ver a las ballenas de cerca (Palmilla también lo puede hacer posible), aquí puedes sentarte a desayunar y sin ningún esfuerzo ya estás viviendo uno de los mayores espectáculos naturales que México tiene por ofrecer.
Una vez que te instalas en las habitaciones donde el encanto de la hacienda permanece con amenidades de primer nivel que te hacen sentir como uno de los primeros huéspedes hace 70 años, Palmilla se encarga de hacerte llegar cada una de sus experiencias paulatinamente para que no te sientas abismado por tantas actividades (y termines con más ansiedad que con la que llegaste).
El hotel te invita a ser recorrido caminando, pero solo durante las mañanas y en los meses menos calurosos, de no ser así, un pequeño paseo en bicicleta te revelará esos lugares escondidos para tomar las fotos perfectas: arcos llenos de vegetación donde la hacienda y el mar crean un fondo fenomenal para la mejor foto del recuerdo, albercas para niños con una arquitectura envidiable y los restaurantes característicos de One&Only donde el servicio y la calidad son excelentes.
Además de ser un paraíso para descansar, en One&Only disfruté de actividades como una cata de vinos mexicanos a cargo del sommelier Alejandro Aviles, quien nos hizo dar un paseo por la república y demostrar por qué el hotel está apostando a los vinos nacionales cuando tienen un mercado extranjero que se ha mostrado renuente a probarlos. También cenamos en la Mesa del Chef, el spot más exclusivo para cenar en Palmilla donde un plato de mariscos de la baja consistente de sashimi de atún, ceviche de pescado, pulpo, almejas chocolata, camarones, ostiones y callos solo eran el inmenso primer tiempo de una cena inolvidable.
Por más que se quiera negar, el corazón de un hotel como estos está en la playa y Palmilla no decepciona con su beach club en playa Pelícano, donde además de contar con cabañas privadas llenas de todo lo necesario para un día de playa perfecto y cómodo (bloqueador, cremas, bebidas, toallas y mucho más), cuentan con una serie de actividades deportivas como surf de remo, kayak, buceo, boogie y más. Por cierto, ¿sabías que One&Only es uno de los pocos hoteles en Los Cabos cuya playa es apta para nadar?
Imagina que después de un día como este, aún tienes mucho por delante. Si quisieras descansar podrías disfrutar de una de las habitaciones más cómodas en las que te hospedarás y que además cuenta con una vista al mar que no te hará sentir que te pierdes de nada (todas las habitaciones del hotel tienen vista al mar), pero yo tenía que darme paso a mi cita en el spa del hotel, uno de los mejores del país con distintas albercas climatizadas para una experiencia inigualable, tratamientos de barro y mucho más.
Al finalizar, regresé a la playa para una ceremonia de purificación que coincidió perfectamente con el atardecer de Los Cabos, convirtiendo un viaje de placer en un verdadero sendero de autodescubrimiento, agradecimiento y aprendizaje. Junto a los chamanes de la tribu mayo de Sonora, descubrí la alegría de vivir el momento, soltar lo que no me pertenece y descubrir todo con los ojos de un niño descubriendo el mundo.
La única forma de terminar un día así es con una cena inolvidable y el restaurante SEARED, donde el fuego es el elemento principal para darle vida a los platillos imaginados por el reconocido chef Jean-Georges, fue el lugar perfecto para hacerlo. La pizza de trufa negra, las costillas de cordero o el rib eye y cosas tan simples pero que demuestran que la búsqueda por la perfección nunca terminan y cuyo ejemplo son los espárragos asados o la coliflor rostizada me demostraron por qué SEARED es uno de los lugares más cotizados de toda la península.
Esto no debe robarle la atención al resto de la comida de Palmilla, pues entre los restaurantes Agua y Breeze también logran deleitar con sus increíbles platillos donde la calidad de los ingredientes locales siempre resalta.
Es curioso que después de una purificación en el mar, viviera uno de los amaneceres más impresionantes que he visto, y aunque una parte de mi puede unir los puntos fácilmente y llamarlo destino, no hay que olvidar que al llegar al paraíso todos los amaneceres serán únicos y ninguno palidecerá ante otro.
Pensar que un viaje así apenas va a la mitad de camino es increíble, pero One&Only junto a JVP pueden lograrlo fácilmente y es que en ese momento tomé mis maletas para conocer One&Only Mandarina, por lo que tras un ligero desayunos regresamos al aeropuerto de Los Cabos para volar directamente a Puerto Vallarta (si quisieras ir de Los Cabos a Puerto Vallarta en un vuelo comercial tendrías que hacer escala).
Todo eso te lo contaremos en la segunda parte de esta aventura que aún tiene mucho que decir.
Todas las fotografías fueron tomadas con un motorola Edge 20 Pro.
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