Personalmente, me tardé mucho en cuestionarme ¿Por qué nos resulta tan gratificante estar ocupados o con exceso de trabajo? Peor aún, nos sentimos culpables por descansar y tomarnos un tiempo para nosotros mismos. Vivimos en una cultura que enaltece el estar estresados, con las agendas llenas, como si eso nos hiciera más importantes o relevantes. El multitasking y estar conectado en todo momento se han convertido en insignias de fortaleza y garantía social.
Sentirse incómodo con la calma es común en un mundo como en el que vivimos. Muchas personas compensan en exceso con la productividad porque no quieren hacer frente a sus necesidades internas. Pero poco a poco comienzan a crecer las tendencias sobre self care y trabajo personal, resaltando la importancia de tomar tiempo contigo mismo y cómo te permite presentarte al mundo con renovada energía y gracia.
Siempre es posible ser más equilibrados y fluir de mejor manera para liberarnos del estrés, del estar ocupados siempre y los pensamientos de culpa. Genuinamente dudo que los seres humanos fuimos creados para llevar las vidas tan ajetreadas que llevamos. Tenemos exigencias de todo tipo: laborales, familiares, sociales, emocionales y físicas. ¡Es imposible malabarearlo todo! Pero no lograrlo lo percibimos como un fracaso. Es momento de cambiar este pensamiento.
Si comenzamos a hacerlo nosotros mismos, se irá contagiando hasta que poco a poco podamos ser más los que celebramos no estar ocupado todo el tiempo. Podemos cambiar los diálogos que tenemos con otros, y priorizar nuestro cuidado personal. Alejarse de la cultura del ajetreo y entrar en este nuevo paradigma requiere trabajo, y el primer paso es liderar con compasión en lugar de comparar.
Podemos notar algunos contratos sociales generales que han afectado y dañado nuestra salud y bienestar, contratos que se han vuelto más difíciles de cumplir con la carga adicional de una pandemia. Uno de esos contratos implica una narrativa en la que el estar ocupado y el exceso de trabajo son indicadores de que estamos viviendo vidas nobles y honorables. La buena noticia es que podemos lidiar con estas creencias dañinas. Nuestro hábito cultural es aplaudir a las personas que dicen cosas como: “¡Otra vez no dormí!”, “No puedo esperar para finalmente tener un momento para tomar un martini”, “Estoy tan ocupado que no sé cómo encontrar tiempo para hacer ejercicio”, “¡Wow cuánto he hecho esta semana!”, “Anoche solo dormí cuatro horas “.
Iniciemos un movimiento donde nos felicitemos más por decir cosas como: “Tuve mucho descanso y tiempo para contemplar hoy”, “Pasé la mañana tomándome un tiempo para nutrir mi cuerpo y mi alma”, “Mi trabajo es un gran apoyo para el equilibrio de mi bienestar”, “Voy a tomar tiempo para aburrirme”. Inconscientemente, hemos equiparado el tiempo para nosotros mismos con la debilidad, la indulgencia o la flojera. Es momento de cambiar esto. Lo de hoy, lo cool, es estar en contacto contigo y sentirte lleno de energía para contagiar.
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