La práctica del “mindful snacking” puede cambiar la forma en que te nutres

Ya tenemos dominadas las tres comidas principales del día. Hacemos un menú semanal y planeamos los desayunos, comidas y cenas. Pero, ¿qué pasa con esos espacios entre comidas? Es peligroso no saber qué comemos en esos momentos porque a veces es cuando peor nos alimentamos.

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Tal vez has hecho todo bien durante el día. Pero llega la tarde y te ataca un hambre que no te deja ni pensar, te das cuenta que necesitas energía y quieres comerte cualquier cosa que esté a la mano. Seamos realistas, hemos comido cosas terribles y sin darnos cuenta en esos momentos de desesperación.

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Empresas como Mondelēz International tienen iniciativas de consumo consciente donde buscan impulsar a las personas a comer snacks con intención y atención. El objetivo es enfocarnos en qué es lo que queremos comer, por qué comemos y cómo nos hace sentir ese alimento, generando una experiencia positiva con la comida.

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La cosa es que no tenemos que escoger entre comer algo rico y comer sano. Porque la idea de comer sano incluye el momento exacto en que estamos ingiriendo el alimento, y a eso se refiere el mindful eating en general. Pero es momento de enfocarlo en los alimentos entre comidas.

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Elegir tu snack de manera consciente es el primer paso. Y lo que sigue es un momento religioso, pues vas a observar tu comida y agradecerle (internamente) por sus nutrientes y por la energía que te va a dar. Huélelo, siéntelo en tus manos, enfócate en él. No importa si es una galleta, un chocolate, una manzana. Sonríele.

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Tómate ese momento y no sólo comiences a comer. Ahora sí, introdúcelo en tu boca y siente cada sabor y textura que hay en tu boca conforme lo masticas. ¿Qué notas? Concéntrate en eso, es lo único que tienes que hacer ahora. Recuerda masticar entre 30 y 50 veces (depende del alimento), esto mejorará el proceso de digestión.

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Repite este proceso hasta que termines con tu corto momento de comida a media mañana o tarde. Verás que te sientes más satisfecho, con más energía y contento de haber pausado por un momento. Házte preguntas como ¿Por qué necesito un snack? ¿De qué tengo antojo? ¿A qué sabe?, y ¿Cómo me hace sentir? Y ten una relación más consciente con la comida.