El sismo de 1985 era la referencia para hablar de terremotos en México, pero el país se levantó y los sismos que llegaron después no lo igualaban ni por poco. Hasta que a los 32 años de esta tragedia, una de las peores que México ha vivido, llegaron dos sismos con solo 12 días de diferencia entre ellos.
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Antes de sacar conclusiones fatalistas y explicaciones sobre naturales, hay que comprender la fuerza de la naturaleza Tierra tiene sus procesos. De ahí que la cercanía entre los sismos del 7 y 19 de septiembre, no sea inexplicable para científicos como Gavin Hayes, geofísico de investigación para United States Geological Survey, quien aclaró al New York Times por qué México es tan propenso a los terremotos.
Hayes explicó que en ocasiones los terremotos fuertes pueden alterar tensiones cercanas y causar terremotos subsecuentes. Pero todavía los investigadores del United States Geological Survey no están seguros si estos dos sismos de septiembre están relacionados.
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Además, México geográficamente es una zona subducción. Éstas son partes de la tierra donde una losa de la corteza se desliza lentamente bajo otra y de acuerdo con The New York Times, en México una placa océanica, llamada de Cocos, se hunde poco a poco bajo la placa continental Norteamericana. Así con el tiempo se crea fricción entre las losas, guarda energía y ésta se libera en forma de un terremoto.
Por ser una zona de subducción, México es un país propenso a los sismos, sobre todo desde el centro del país hasta Panamá. Incluso los terremotos de septiembre fueron causados por el hundimiento dentro de la misma Placa de Cocos. Según Gavin Hayes, si el sismo lo hubiese causado entre las dos placas, habría sido mucho más fuerte, pero menor en los daños en la superficie, es decir, en las ciudades.
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Otro aspecto que influye en el impacto que tiene un terremoto, es si el epicentro está más lejos de zonas densamente pobladas. De ahí que el sismo del 19 de septiembre, con magnitud de 7.1, fuera más destructivo que el terremoto del 7 del mismo mes, con magnitud de 8.1, según el Servicio Sismológico Nacional.
Por tanto, son varios los aspectos que influyen en la fuerza e impacto que tiene un terremoto sobre la población. Mas no se trata de algo sobre natural, ni ilógico. Lo que se puede hacer para enfrentar estos desastres naturales es preparase porque si bien los sismos no pueden prevenirse, sí se pueden tener mejores estándares de construcción para garantizar la vida, realizar simulacros periódicamente y concientizar a la población con información.
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