¿Realmente tenemos la libertad de decidir?

A lo largo de nuestra vida nos hemos enfrentado a diversas situaciones que nos han hecho tomar decisiones. Algunas elecciones son fáciles y otras no tanto… el problema está cuando nos bloqueamos y no somos capaces de elegir. Normalmente este bloqueo ocurre por una serie de miedos; entre los más comunes están el miedo a tomar decisiones equivocadas, miedo a lo desconocido y miedo al ser juzgados por recurrir a esa libertad de decidir.

Constantemente me encuentro platicando con mis amigas cercanas acerca de los ojos y el impacto que tienen en el autoconcepto. Con ojos no nos referimos al órgano de la vista, sino a lo que nos permite mirar a través de diferentes filtros… los ojos de la sociedad, los de la moral, los de la industria o los propios y es a partir de ahí que ejercemos un juicio y finalmente decidimos como es que queremos ver las cosas.

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Muchos caminos nos pueden llevar o no a lograr la satisfacción personal dependiendo de cómo los recorramos. ¿Alguna vez has experimentado el que alguien te intimide, juzgue o discrimine solo por el hecho de tomar decisiones sobre tu cuerpo y/o tu vida? Esto es algo que ocurre en todo el mundo y todos lo hemos vivido al menos una vez.

Las decisiones más importantes son las que podemos tomar respecto a nuestra persona, pero son esas mismas las que creemos que tienen un mejor lugar encerradas dentro de nuestra cabeza, porque puede resultar que a alguien le incomoden nuestras ganas hacer uso de nuestra libertad de decidir. Pero hoy es un buen día para de dejar de guardar silencio y dejar de tener pláticas en secreto sobre lo que nos gustaría decidir.

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Situaciones tan básicas como decidir si queremos tener hijos y cuándo tenerlos o si queremos vestir de falda o pantalón, se han convertido en un asunto controlado por la sociedad permitiendo que personas ajenas tomen decisiones por nosotros. El hecho de que continúen existiendo estas situaciones, indican que queda mucho por hacer. Por eso abraza tu cuerpo y tu vida, reconócete como ser humano, hónrate y no pidas permiso para decidir por y para ti, no le debes nada a nadie. Es tu cuerpo, es tu vida y tu decisión. ¡La revolución del amor propio y la libre decisión empieza hoy!