Pasaron 1503 años para que la llama ardiera de nuevo. Entre 393 y 1896 los Juegos Olímpicos no se llevaron a cabo. Después de que el emperador Teodosio firmara el Edicto de Tesalónica, las festividades politeístas y ajenas al cristianismo fueron prohibidas.
Los Juegos Olímpicos de la antigüedad tenían a los dioses griegos, sobre todo a Zeus, en el centro de la ceremonia, por lo que primero fueron prohibidos y después cayeron en el olvido. No fue sino hasta la época moderna, cerca del final del siglo XIX que un hombre francés llamado Pierre Frèdy, barón de Coubertin, fundó el Comité Olímpico en 1894 y dos años después, el seis de abril de 1896, la primera edición de los Juegos Olímpicos modernos se llevó a cabo en Atenas, Grecia.
Pierre de Cubertin nació en 1863 en una familia aristócrata francesa y durante años vivió en Inglaterra, donde descubrió el rugby y el poder que este tenía para crear comunidad. A partir de ahí y con los ideales franceses posrevolucionarios (libertad, igualdad, fraternidad) dedicó su vida a dar una educación deportiva a los jóvenes, pues creía que se podía cambiar vidas a través del deporte.
En la Exposición Universal de París de 1889, que atrajo a 32 millones de personas durante seis meses para maravillarse con la nueva Torre Eiffel, organizó el primer Congreso Mundial sobre Educación Física y Competencias Académicas y comenzó a construir la red internacional de educadores, políticos, aristócratas y líderes en el comercio, la cultura y el deporte que lo ayudarían a cumplir su sueño olímpico.
El 23 de junio de 1894, en el gran anfiteatro de la Sorbona, 2 mil personas se levantaron en aclamación de su propuesta de revivir los Juegos Olímpicos, designando a Atenas y París como las dos primeras sedes en 1896 y 1900. Como muchos visionarios, tenía sus puntos ciegos. Aunque dijo sobre el deporte: “Para cada hombre, mujer y niño, ofrece una oportunidad de superación personal”, se opuso abiertamente a la participación de mujeres en eventos de pista y campo de élite a lo largo de su vida. Sin embargo, la participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos se multiplicó por seis bajo la presidencia de Coubertin.
Él fue quien dijo: “Los Juegos son globales. Se debe permitir la entrada a todas las personas, sin debate”, lo que finalmente dio forma a su legado. Con el tiempo, los Juegos Olímpicos se convirtieron en un triunfo de la diversidad para hombres y mujeres de todo el mundo, uniendo a todas las naciones en la amistad y la paz a través del deporte en la mayor celebración mundial de la humanidad.
Una de sus misiones principales fue crear un mundo mucho más pacífico y creía que la competencia amistosa podría ser el camino: “Las guerras estallan porque las naciones se malinterpretan entre sí”, proclamó el barón. “No tendremos paz hasta que los prejuicios que ahora separan a las diferentes razas sean superados. Para lograr este fin, ¿qué mejor medio hay que reunir periódicamente a los jóvenes de todos los países para realizar pruebas amistosas de fuerza y agilidad muscular?”
Una y otra vez, Coubertin expresó la idea de que la competencia deportiva a nivel internacional podría ayudar a fomentar el entendimiento, el respeto y la paz entre las naciones. Si bien reconoció que el deporte podría usarse para el bien o el mal – “El atletismo puede poner en juego tanto las pasiones más nobles como las más bajas … pueden usarse para fortalecer la paz o para prepararse para la guerra” – buscó asegurarse de que los Juegos Olímpicos mismos sirvió a las aspiraciones más elevadas de la humanidad.
Los Juegos Olímpicos de Grecia se llevaron a cabo del 6 al 15 de abril de 1896 y contaron con la participación de 241 atletas masculinos de 13 países que compitieron en 43 eventos de nueve deportes. El griego Spiridon Louis ganó el oro en el maratón y el máximo medallista fue el luchador y gimnasta alemán Carl Schuhmann, que ganó cuatro medallas de oro.
México llegó a los Juegos Olímpicos en 1900 en la edición de París, donde Guillermo Hayden y los hermanos Manuel, Pablo y Eustaquio Escandón Barrón, ganaron la medalla de bronce en Polo. Sin embargo, después de eso, no fue hasta 1924 que el entonces presidente Alvaro Obregón aceptó que se formara el Comité Olímpico Mexicano. México envió 14 atletas, 12 de atletismo y dos de tiro, los últimos sobresalieron en la justa, mientras que los 12 delegados de atletismo tuvieron pésimos resultados.
Desde entonces México ha sido un importante participante en los Juegos Olímpicos y aunque no tiene tantas medallas como otros países, siempre consigue alguna de las preseas más importantes.
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