La razón por la que estamos aquí es para evolucionar. Por la que nos enfrentamos a las cosas que nos enfrentamos, por la que tenemos la familia que tenemos, por la que vivimos en el tiempo y lugar en el que vivimos es precisamente para evolucionar. Y así ha sido para todos a través del tiempo y vamos aprendiendo nuestras lecciones, y los efectos de nuestras desiciones y de quienes vinieron antes de nosotros se heredan.
En algunas culturas, como los Nativos Americanos, creen que nuestras acciones afectan a las siete generaciones en ambas direcciones. Piensa en esa posibilidad. En esa conciencia, nos acercamos a la verdadera naturaleza del ser humano. Estamos aquí en un cuerpo, pareciendo estar separados. Parecemos llevar vidas separadas, tener diferentes experiencias, creencias y opiniones sobre lo que es verdadero y correcto y cómo funciona el mundo. Pero en realidad estamos todos conectados.
Todos somos parte de esta gran sinfonía cósmica de partículas y luz bailando juntos, energía que nunca se destruye, solo se transforma. Conforme avanzamos al frente de la línea de ascendencia, la energía que encarnaron se ha transmitido y ahora se expresa como tú y los de tu generación actual en el linaje.
A medida que nos transformamos, la energía de todo el linaje que nos precede se transforma, porque todo está sucediendo ahora a través de nosotros, como nosotros. Por eso, hoy, somos quienes podemos curar viejas heridas para todo nuestro linaje, perdonar a viejos enemigos, cambiar el condicionamiento y las creencias, liberar el dolor que ha mantenido cautivas a las generaciones anteriores durante siglos.
No solo lo haces por ti, lo haces por las generaciones futuras, para “librarlos” de cargas innecesarias y ayudarlos a evolucionar más rápido y fácil en sus siguientes vidas. ¿Es interesante, no? Es un regalo que haces en honor a quienes ya se fueron, a ti mismo ahora y a quienes te seguirán.
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