Nuestra vida se va esperando. Esperando a terminar la escuela, a que termine el día laboral y más. Aún así, acostumbrados a la espera, vivimos por esos momentos en los que actuamos. Por eso esta cuarentena es tan difícil, porque se trata de un estado perpetuo de espera, ahora mezclado con incertidumbre y en muchos casos, soledad.
Sólo podemos esperar a que todo pase, esperar que las cosas regresen a la normalidad o adaptarnos a la nueva normalidad. Para eso necesitamos resiliencia, la capacidad de soportar y seguir adelante (sobre todo psicológicamente) a pesar de la adversidad. O sea, no importa qué tan dura esté la corriente, ser capaces de cruzarla y no ahogarnos en ella.
Resiliencia viene del término latín resilio, que significa “volver atrás o volver de un salto”. En la actualidad se otorga a la capacidad de poder vivir experiencias traumáticas sin cargar con el peso del trauma. De acuerdo a George Bonanno, pscólogo clínico de la Universidad Columbia, hay personas más resilientes que otras, pero es algo que se puede desarrollar, y mucho es a partir de la percepción de las cosas.
De acuerdo a él, los eventos traumáticos muchas veces lo son porque así los cataloga la gente, pero si optan por verlos más allá de eso y los consideran oportunidades para aprender y crecer, puede transformar a la gente de manera trascendental. Y es que un trauma puede traer repercusiones a largo plazo, y simplemente al suprimirlo y aprender algo de la situación que se vivió, es suficiente para dar un giro a nuestra vida.
¿Cómo ser más resilientes?
Una de las mejores formas es cambiar nuestra concepción de las cosas, pasar de lo interno a lo externo (aceptar que las cosas no son nuestra culpa), de lo global a lo específico (entender que lo que sucede es una pequeña cosa que nos afecta, pero que no tiene que dañarnos de por vida ni en cada aspecto de ésta) y de permanente a transitorio (cambiar la situación y no considerarla algo imposible de arreglar).
Esto no sólo permite que la resiliencia incremente, también hace a las personas más propensas al éxito y reduce el riesgo de depresión.
Estamos en un panorama de incertidumbre, pero podemos cambiar la marea de lo que está por venir y evitar una epidemia de traumas, depresión y trastornos. La resiliencia también se trata de esperar, pero esperar lo mejor de la situación, usarla para aprender sobre nosotros y aceptar el cambio a corto, mediano y largo plaza. Ser resilientes nos ayudará a entender que esto también pasará.
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