Hotel Nizuc: Espíritu mexicano, alma maya

A pesar de la belleza y majestuosidad de las playas de Cancún, el espíritu mexicano se ha perdido por toda la influencia internacional de los desarrollos turísticos. Por eso, uno de los objetivos del nuevo Hotel Nizuc fue regresar al estado natural de la zona: la selva maya, para ofrecer una excepcional experiencia.

Platicamos con Alejandro Escudero, arquitecto interiorista responsable de todo el concepto de diseño del hotel, para conocer un poco más acerca del proyecto, sus retos y satisfacciones. No te pierdas la entrevista:

Cuéntanos un poco acerca del hotel que acabas de hacer:

Heredamos el proyecto, era un proyecto residencial al principio y lo terminamos convirtiendo en un hotel. Desde el principio pensamos que se podía hacer algo diferente. Siempre con la duda si Cancún iba a aguantar un hotel de ese nivel, porque no es Playa del Carmen ni Tulum. Era una fórmula diferente. Pero también creímos que si. Fue un proyecto en el que el dueño del hotel y yo estuvimos involucrados desde el principio.
Nizuc es un concepto en donde se pueden hacer las cosas mejores, se puede tener ese lujo, pero no necesariamente excesivo, muy natural. Es naturalmente elegante. Todos los materiales que se usaron desde el principio fueron puros materiales orgánicos, piedras, y maderas. Me alejé de lo comercial lo más que pude. Uno de mis principales objetivos era “Cómo hago algo que no sea nada comercial incluyendo los acabados y todo lo que esté involucrado.” Que cada cuarto y cada cosa, se sintiera como estar en una casa de lujo. Y además siempre mantener muy pocos elementos que se repitieran en todo el proyecto.

Entonces, ¿cuál fue la inspiración?

Siempre creo un canvas para que las cosas sucedan alrededor de ellas. Y me gusta que lo que hago esté integrado con lo que lo rodea. Había que recuperar la playa, el lugar… Cuando nosotros llegamos ahí casi no había vegetación. Entonces quisimos recuperar el feeling de que estábamos en la selva maya, como era originalmente, y tratar de que el edificio quedara montado dentro de ese elemento. Y que el interior y el exterior no estuvieran peleados, sino que se conjuntaran mutuamente. El lugar es demasiado bonito como para competir contra él.

¿Qué fue lo más difícil? Es un hotel de 270 habitaciones…

Eso es una de las cosas que lo hacen muy especial. Las 270 habitaciones no son iguales. Son cuartos que son edificios pequeños, grandes y villas, hay varios tipos. El reto principal fue hacer un hotel de esa escala y poder conseguir los materiales para hacer eso. No están acostumbrados a hacer 200 mesas de madera sólida, sustentable, cosechada. Y eso lleva mucho más tiempo. Es mucho más fácil hacer un mueble de chapa que uno de estos. Todo es mucho más artesanal. También el reto fue que la gente que hace el hotel entendiera que no es una cosa comercial, que es artesanal.

¿Qué es lo más importante que aprendiste con este proyecto?

Saber que fui capaz de hacerlo. Es el más grande que he hecho y es tan importante, tan bien hecho, que es difícil hacer proyectos de ese tipo, son raros. No nada más en la parte de diseño, arquitectura e interiores, sino también como despacho llevamos el control de la obra. Armándote de un buen equipo y haciendo siempre las cosas bien, aunque te topes con mil cosas en el camino, se pueden hacer cosas diferentes y mejores. Y si lo haces así, el resultado cobra vida por sí solo.

¿Qué significa este proyecto para ti?

Definitivamente hay un antes y un después. Pocas veces hay proyectos en los que puedes tener tanto control. Tuve mucha libertad y confianza de la gente del hotel, de que la visión era correcta.

¿Cuál fue el sello que Alejandro Escudero imprimió en el hotel?

Hay gente que llega y me dice “no sabía que eras tú, pero sí eras tú.” Tengo un despacho en donde hacemos arquitectura e interiores, tenemos la tienda Urbana, que ofrece propuestas a la europea y este proyecto es más tropical.
Es la combinación del uso de materiales reciclados, que una vez que los armas y los reestructuras, aportan muchísimo feeling. La mezcla de ese feeling con muebles de diseño. Siempre trato de que los espacios sean vivibles y super cozy.

¿Qué sigue en tu carrera?

Seguimos con cuestiones de arquitectura, landscaping. Me encantan estos temas y poder conjugarlos es lo que quiero hacer. Diseñar más mis propios muebles, mis cosas.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Cuando algo hace click. Cuando veo un espacio y en mi cabeza hace ese click y pienso “esto es lo que va a suceder aquí”. Porque veo al final lo que va a suceder cuando todavía no hay nada. Y al final eso sucede. Ahí es donde está el trabajo, el reto, hacer realidad lo que imaginas.

¿Qué te diferencía?

Que de alguna manera muy particular de ver las cosas. Me importa la parte de vivir, convivir y estar. Hay una cuestión de feeling que si me importa mucho, el involucramiento emocional. La combinación de estilos y materiales también es una parte importante. Si hago algo es porque me voy a involucrar, no tengo una fórmula que repito. Cada cosa que hago intento dejar una parte de mí en ello.