Conseguir un producto de las marcas más importantes del mundo es toda una experiencia. Visitar las tiendas es encontrar atención detallada, regalos previos, durante y después de la compra. Es entender que comprar su producto no es algo común, sino la puerta de entrada a una especie de hermandad. Parece que no hay nada más sofisticado que eso, hasta que conoces Sur-Mesure de Hermès.
Se trata de la división de Hermés de “hecho a la medida” (la traducción luteral de sur-mesure) y es donde los clientes más importantes pueden solicitar que la marca intervenga prácticamente cualquier cosa, desde cañas de pescar y guantes de box hasta McLarens y jets privados.
En Hermès Sur-Mesure están los mejores ateliers de la marca, y ellos revisan las peticiones y dan ideas para crear los mejores conceptos que la creatividad, el arte y el producto pueden formar. Axel de Beaufort, director del programa, recuerda a un estadounidense que los buscó queriendo modificar un McLaren que acababa de comprar. Él quería que el auto gritara HERMÈS, pero Beaufort fue enfático en decirle que si por algo se distingue la marca es por ser discreta, pero fuerte, y eso es justamente lo que hicieron.
En lugar de tapizar el auto del naranja característico de Hermès, usaron el color de una piel azul que tienen y le dieron mucha más identidad al McLaren, después, transformaron la cabina para hacerla mucho más acogedora y menos mecánica, logrando un trabajo artesanal en una de las máquinas más poderosas del mundo.
Hermès comenzó su historia en 1837, pero el programa Sur-Mesure tiene apenas poco más de una década, en la que han tenido propuestas que van desde tablas de surf hasta bolsas únicas en el mundo. Incluso se toman la libertad de rechazar clientes para no dañar su reputación, pues si una idea carece de creatividad o simplemente no tiene futuro como algo personalizable y se trata de un capricho, ni siquiera el dinero puede hacer que la marca diga que sí.
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