No se trata del restaurante “instagrameable”, ni necesariamente el lugar de hype al que debes ir por que “todo foodie cool” lo conoce… sabes que a mamá eso no le importa (y, honestamente, a ti tampoco). Se trata del buen comer, y —sobre todo— el 10 de mayo, hay una prioridad: platillos con los estándares más altos de calidad.
Un excelente corte de carne, los mariscos más frescos o quizás la pasta con mejores ingredientes; un servicio 10/10, entradas para abrir el apetito, platillos para compartir y una copa que los haga querer quedarse horas resolviendo el mundo entre risas con un postre que endulza la conversación. Entre una lista casi interminable de lugares en la ciudad, Gardela es uno de los primeros nombres que se nos viene a la mente.
Tras remodelar su primera sucursal en Roma Norte, acaba de abrir su segundo restaurante en Avenida Stim (Bosques de las Lomas). Con un gran servicio (pregunta por Alfonso), su cocina fusión italoargentina reúne los favoritos de la tierra de la pasta y el lugar de los cortes más jugosos de carne por excelencia. Pensamos mucho en consentir a mamá aquí porque, si tuviéramos que describir Gardela en una frase, es un lugar con sabores lo suficientemente familiar para apapachar el corazón, con la calidad para asombrarnos.
Como la tercera generación de una familia dedicada a la gastronomía, los creadores eligen cuidadosamente los ingredientes para mantener y respetar el verdadero sabor de las recetas originales. Para eso, no dudan en crear un menú con productos internacionales y nacionales: dese la carne prime de Estados Unidos, Canadá, y recientemente, de Argentina; hasta las harinas, tomates y quesos grana padano y parmigiano reggiano de Italia… lo que haga falta para consentir al paladar. Con “la calidad y la frescura de su materia prima como obsesión”, ahora entendemos por qué el restaurante también cuenta con un equipo de químicos en alimentos que semanalmente supervisan los lugares, corrigiendo y capacitando para mantener los estándares.
¿Y qué hay de su carta de vinos? También es un recorrido por el mundo, a través de nombres que resaltan en su categorías, la mayoría de bodegas boutique. Pero no todo es importado, por supuesto el delicioso pan de mesa madre sale diariamente del horno.
¿Qué platillos pedir en Gardela?
Desde los que son de diente carnívoro y disfrutan de chistorra con queso, tacos de rib eye, tuétanos, hasta algo más ligero como burrata, una ensalada verde o un carpaccio que se derrite en tu boca… mar y tierra conviven en una carta amplia para el antojo con el que vengas.
Para empezar, nosotros probamos el tiradito de atún aleta azul, que confirma la atención que se invierte en la selección de pescados (o mariscos), que solo se compran como productos enteros ya que esto permite evaluar su frescura y calidad.
Para abrir el apetito, después de que elijas empanadas de carne y provoleta o verduras a la parrilla y ensaladas orgánicas para cumplir con tus macros… puedes pedir frutos del mar como su pulpo a la parrilla y la pesca del día (a la talla, sal, ajillo, etc.), o pastas como los ravioles Gardela rellenos de queso ricotta y espinaca… pero la proteína vacuna es casi obligatoria. Nosotros podemos decirte que por nada del mundo te pierdas el rib eye al punto y el rack de cordero (especialidad de la casa); pero desde la hamburguesa Gardela (con carne madurada de picaña, gruyere, tocino, jitomate, lechuga, cebolla caramelizada y morada, pan brioche), pasando por opciones Kosher, hasta cortes dry aged acompañados con papas a la crema… las opciones para deleitarse con un buen corte son incontables.
Aunque parezca casi imposible, es importantísimo guardar espacio para el postre. Entre 11 opciones indulgentes, destacan el clásico argentino panqueque (básicamente crepas) de dulce de leche con helado de vainilla, flan de la casa (con la receta secreta de la casa) y, del que probablemente has visto más fotos, la pavlova de frutos rojos. Si te cuesta escoger, la degustación es una buena opción con la pavlova, pastel de chocolate y los panqueques… pero afirmamos con seguridad que el Napoleón Gardela (finas láminas de hojaldre con crema pastelera, dulce de leche y cubierto con chocolate líquido claiente) es otro imperdible, cada caloría vale la pena… después de todo, eso es lo que nos enseñó mamá: disfrutar los pequeños placeres de la vida.
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