5 soluciones a las excusas y miedos más comunes para no meditar

“Decir que estás demasiado estresado para no meditar es como decir que tienes demasiada hambre para comer”. Alguna vez eso lo dijo uno de los maestros de la tradición que practico (védica) y se quedó impregnado en mi cerebro. Sale cada vez que estoy corriendo para llegar a algún lugar y siento que hacer mi meditación me va a “quitar tiempo”.

Una práctica como la meditación no es algo con lo que crecimos todos, es algo que adquirimos más grandes y nunca fue parte de nuestra rutina. Así como para muchos no es negociable salir de la casa sin bañarse o sin desayunar, para mí hoy, no es negociable salir de casa sin meditar. Y la verdad es que, muchas veces nos ponemos excusas (unas MUY buenas) para no continuar con la práctica.

Esto me lleva a hablar de los miedos. Conforme avanzamos en este trayecto, pasan cosas y claro que pueden empezar a surgir miedos y dudas. Por eso quise escribir esto, para que encuentres solución a esas excusas y dudas y no dejes de hacer tu meditación. Créeme, es la mejor inversión de tiempo de tu día (y vida).

“No tengo tiempo”

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Ya lo comentamos un poco, pero lo que debes de hacer es hacer el espacio diariamente hasta que sea parte de tu rutina. Si de verdad sientes que no encuentras el tiempo, incluso breves períodos de meditación pueden ser transformadores. Solo cinco minutos al día pueden producir resultados notables, incluida la reducción del estrés y un mayor enfoque. Pero no te quedes sólo con eso, sabes que puedes más. Si no lo lograste en la mañana, haz un espacio por la tarde o antes de dormir. ¿Tal vez menos tiempo en el celular?

“No sé si lo estoy haciendo bien”

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No existe una forma “correcta” de meditar, absolutamente cualquier formato es válido y ayuda. Lo mejor es enfrentar cada momento con frescura en la mente, la meditación nos libera de aferrarnos a cualquier cosa, pero no se puede forzar, es con la práctica. Así que no debes preocuparte demasiado por si esto o eso es lo que se supone que debes sentir, ver o pensar. Lo notarás solito con el tiempo. Sólo déjate estar en ese momento y continúa haciéndolo, vas bien.

“No quiero estar con mis pensamientos”

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Es muy común. Si justo lo que no quieres es “darle vueltas” a lo mismo, tal vez te suena fatal la idea de sentarte en silencio. Pero precisamente, la meditación puede liberarte de los pensamientos que estás tratando de evitar. Conforme conectas contigo mismo y la fuente creativa, tus pensamientos dentro y fuera de la meditación son menos repetitivos. La meditación es el jardinero que viene a cuidar y darle nueva vida al pasto que es nuestra mente, no te quedes sin ese servicio.

“Tengo demasiados pensamientos, no logro nada”

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Deja ir las nociones y expectativas preconcebidas. Las expectativas conducen a emociones que actúan como bloqueos y distracciones, así que trata de no tenerlas. No esperes experimentar la famosa dicha (bliss), ni siquiera esperes sentirte mejor. Simplemente di: “Voy a dedicar los próximos 5 a 20 minutos a la meditación”. Y durante la meditación, si surgen sentimientos (molestia, aburrimiento e incluso felicidad), déjalos ir, son distractores del momento presente.

“No es para mi”

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Creer que no tienes la disciplina o que “estas cosas” no te sirven es falso. Esto es para TODOS, porque todos estamos hechos de lo mismo. Recuerda, integrar tu meditación a la rutina de cada día y haz un esfuerzo real por cumplirla. Haz el esfuerzo real por estar presente durante esos minutos, igual los vas a pasar ahí sentado, échale ganas. Los primeros días, puede ser algo difícil, tal vez no. Así como no esperas correr 10 kms cuando apenas empiezas a correr, no vengas a la meditación con expectativas de levitar el día uno.