Cuando se trata de automóviles, los hombres más ricos del mundo no son tan competitivos. A diferencia de lo que uno pensaría, las personas que relativamente pueden comprar cualquier cosa que deseen, no ven los automóviles como algo necesario.
Elon Musk maneja los mejores modelos de su empresa, Tesla, pero no son los autos más costosos del mundo, Bill Gates colecciona autos privados, pero el auto más costoso que ha tenido es un Porsche 911. Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, con una fortuna aproximada de 110 mil millones de dólares, es aún más excéntrico.
Bezos acaba de invertir 700 millones de dólares en una Rivian, una empresa de vehículos eléctricos, tiene un jet privado (necesario para un hombre con una agenda como la suya) y hasta está interesado en el futuro de la exploración espacial con la compañía Blue Origina, pero al tratarse de autos, él prefiere un Honda Accord 1996.
“Este coche funciona a la perfección”. Eso fue lo que respondió Jeff Bezos cuando en 1999 le preguntaron porqué continuaba manejando ese auto si su compañía ya valía 10 mil millones de dólares. Para Bezos, ese auto representaba su ideología: la frugalidad.
Él dijo que su Accord es un símbolo sobre gastar dinero en las cosas que importan para sus clientes y no en cuestiones innecesarias.
Dos décadas y 100 mil millones de dólares después, Bezos ya no maneja su auto favorito –en lo que a muchos respecta, ni siquiera tiene la necesidad de conducir– pero por mucho tiempo se le vio en autos que valían por el rendimiento, no por el costo.
Bezos ha cambiado su estilo de vida, pero la idea de ser frugales, de tener sólo lo necesario y a partir de ahí sacar el máximo provecho para que todos ganen, es lo que ha llevado a Amazon a ser una de las empresas más grandes del mundo.
Debe estar conectado para enviar un comentario.