Parece que tenemos un paladar socialmente conectado, y es que hay platillos que de la noche a la mañana se ponen de moda y están en boca de todos. La realidad es que poco a poco, chefs y comensales comienzan a cambiar sus hábitos, aceptan cosas que antes les parecían ajenas o extrañas y descubren que quieren más y más. El carpaccio de res es un platillo perfecto para esa historia.
Láminas de carne cruda sazonadas al gusto del paladar (hay quienes hacen uso de salsas picantes, otros que gustan de bañar la carne en limón y más), ya sean de res o pescado, que son perfectas para comenzar una reunión casual o como entrada en un restaurante.
El carpaccio bien podría tener siglos de historia, después de todo se trata de un platillo relativamente simple, sin embargo, es curioso que sea más joven que muchas personas vivas al día de hoy. Este platillo se remonta a los años 50 del siglo XX, cuando la condesa Amalia Nani Monicego se encontraba en una dieta estricta que le prohibía comer carne cocida.
Ella pidió ayuda a Giuseppe Cipriani, a quién le pidió le prepara un platillo nuevo de carne cruda. Cipriani, fundador del Harry’s Bar en Italia, recurrió a su ingenio y rápidamente cortó finas láminas de carne de ternera cruda y las sirvió acompañadas de un aderezo a base de mayonesa casera.
La tarea la encomendó la condesa, pero la inspiración vino del arte, específicamente de Vittore Carpaccio, pintor cuatrocentista italiano. Y justo como el Renacimiento italiano marcó a todo el mundo, el platillo creado por Cipriani se ha expandido por todos lados influenciando a un sin fin de chefs a dar rienda suelta a su creatividad como si de pintores se tratara.
Hoy lo difícil es encontrar la receta original de tan interesante platillo, pero en la Ciudad de México no tienes por qué sufrir, sólo hace falta visitar el legado del mismo Giuseeppe, pues en el restaurante Cipriani, ubicado en Av. Masaryk 311 se encuentra un secreto con más de 60 años de antigüedad.
Debe estar conectado para enviar un comentario.