La quinta temporada de Black Mirror se estrenó en 2019, una época que ya se ve muy lejana después de todo lo que ha sucedido en el planeta. A partir de ello, muchos creían que vivíamos en un mundo tan distópico que no era necesaria otra temporada de una serie que nos demostrara los peligros de la tecnología que estábamos desarrollando.
La sexta temporada de Black Mirror buscó encontrar un enfoque nuevo para mostrar nuestros miedos ante la pantalla y para eso decidió reinventarse. Ahora los episodios no son solo sobre lo que la tecnología puede lograr, sino nuestra manera de relacionarnos con el contenido que consumimos e incluso el que generamos.
Mientras tres de los episodios de la sexta temporada son historias de época (aunque sucedan o no en una realidad alternativa), los dos primeros, que hasta cierto punto se entrelazan aunque sea por una breve mención, suceden en el “presente”.
El primero es Joan is Awful, donde una mujer ve cómo su vida se desmorona cuando la plataforma de streaming Streamberry, una parodia a Netflix, hogar de Black Mirror (que por cierto, tiene una página web real en la que puedes crear tu propio perfil como en el episodio) lanza una serie contando casi exactamente lo que hizo ese día y la hace ver como una persona horrible.
El segundo es Loch Henry donde Davis y Pia, una pareja de jóvenes cineastas, visitan el pueblo de Davis en Escocia. Ahí Pia descubre la historia de un asesino que torturaba turistas y deciden grabar un documental sobre él, apelando a que la historia tiene suficiente morbo como para traer el turismo de vuelta al pueblo.
Bajo el paraguas de lo que representa Black Mirror, ambos episodios te sumergen en una crisis sobre lo que somos como sociedad, pero un punto importante es que esto parece ser algo que también es posible que nos suceda, pues ambos episodios se inspiran en lo que vivimos hoy.
De acuerdo a Charli Brooker, creador y escritor de la serie, Joan is Awful se le ocurrió cuando vio la serie The Dropout, que cuenta el asenso y caída de Elizabeth Holmes y su empresa Theranos. Para Brooker fue impresionante la rapidez con la que el caso pasó de ser algo mediático que sucedía en vivo, a estar ficcionalizado en una serie de uno de los servicios de streaming más grandes del mundo.
Por su parte, Loch Henry no está basado en uno, sino en muchos de los documentales True Crime de los últimos años, mismos que se han convertido en la obsesión de la gente tanto en plataformas de streaming como en servicios de podcasts. La cultura del true crime se ha convertido en un fetiche donde se busca explotar cada caso al máximo (solo en México se acaba de estrenar el documental sobre la muerte de Paco Stanley y se ha convertido en el primer producto realmente viral de Vix).
The Keepers, The Staircase e incluso Tiger King son producciones que se han vuelto la obsesión de millones y que Loch Henry nos muestra con el siempre intenso plot twist de Black Mirror.
Esta nueva temporada puede alejarse de lo que la serie solía hacer, pero sin duda, nuevamente Black Mirror ha logrado dar en el clavo sobre nuestras obsesiones e inseguridades.
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